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Lo que me describes se parece al sistema económico comunista o socialista de algunos países de la Tierra.
En algunas cosas sí.
Pues en la Tierra ese sistema ha fracasado rotundamente.
Ten en cuenta que en los países de la Tierra que implantaron el socialismo, este se impuso a través de la violencia y nunca tuvo una vertiente espiritual, sino que fue solo material. A pesar de la aparente colectividad, la realidad es que el egoísmo individual, que es la base de las desigualdades, promovió la aparición de una clase dominante que imponía al resto sus dictámenes. Para que el socialismo sea real y funcione ha de hacerse también en lo espiritual, no solo en la materia, y ha de adoptarse por convencimiento interno, nunca por coacción mediante el empleo de la fuerza, como ha ocurrido en vuestro mundo. Es decir, hay que erradicar el egoísmo del interior de cada persona y sustituirlo por amor, y entonces los cambios materiales a nivel colectivo aparecerán espontáneamente, como lógica consecuencia del cambio interior. En contraposición al socialismo egoísta, materialista y ateo de la Tierra, estos mundos viven en lo que podríais llamar un "socialismo espiritual".
¿Y cuál es el sistema de gobierno? Es decir, ¿se trata de democracias, repúblicas, monarquías?
No podría encontrar en ninguno de esos nombres el término adecuado. Es el gobierno de los más evolucionados. Se da mayor responsabilidad a quien mayor capacidad tiene, en términos de sabiduría y amor.
¿Hay algún tipo de gobierno en la Tierra que se asemeje?
El más parecido es el de algunas tribus amerindias, con sus consejos de ancianos.
¿Y cómo se elige a los gobernantes?
Bueno, esto varía en cada planeta. Normalmente, existen diferentes consejos formados por representantes de diferentes áreas y, dentro del consejo, se elige al coordinador por votación de los miembros del consejo, que puede ser rotatorio o más a largo plazo, según el planeta.
¿Y cómo se entra a formar parte de esos consejos?
Por las capacidades que demuestran ciertos individuos durante su infancia, se enfoca su educación hacia tareas de dirección y, según se va desarrollando su capacidad, van desempeñando cargos de mayor responsabilidad, de acuerdo con las necesidades que existan de ciertas funciones de dirección.
No parece un sistema muy democrático, sino más bien una forma muy jerarquizada de gobierno. No me parece que eso sea una elección de la gente, sino que la gente de arriba elige a sus sucesores.
La gente de estos mundos está de acuerdo con esta forma de gobierno, ya que sabe que el gobierno está en manos de las personas más sabias y amorosas. Los que gobiernan no tienen intención de dominar, ni oprimir, ni abusan de su poder, como ocurre en vuestro mundo, sino todo lo contrario. Lo toman como una oportunidad de ayudar al progreso de sus hermanos aprovechando al máximo sus capacidades. Tampoco tienen ningún afán de perpetuarse en el poder para acumular riquezas y privilegios, ya que ni ellos tienen esa intención, ni el hecho de ocupar esos cargos representa ningún privilegio especial respecto al resto de habitantes. Además, muchas de las decisiones que afectan al conjunto de ciudadanos se toman por referéndum.
Pues a mí me parece que se trata de oligarquías, donde solo unos pocos elegidos tienen opciones de gobernar.
Es cierto que en las tareas de gobierno de esos mundos no se permite el acceso a cualquiera. Pero, al contrario que en la Tierra, donde las élites de poder se forman a partir de los miembros de las familias más ricas y poderosas económicamente hablando, que son normalmente personas de bajo nivel espiritual, extremadamente egoístas, ambiciosas de poder y riquezas, en estos mundos ocurre justo lo contrario. Se le da el mando precisamente a los menos egoístas, a aquellos que tienen el nivel de amor más elevado, a los más humildes y más sabios.
Me sigue pareciendo un sistema de gobierno muy jerárquico donde la misma gente está demasiado tiempo gobernando.
Es normal que lo veas así, porque en vuestro mundo estáis acostumbrados a observar que las personas que están cierto tiempo en el poder, si no eran corruptos inicialmente, se acaban corrompiendo y utilizan el poder en su propio beneficio o en el de ciertos grupos de poder, perjudicando al resto. Pero no ocurre así en estos mundos.
No lo acabo de ver claro.
Mira, te pondré un ejemplo de tu propio mundo para que lo entiendas. Para que una persona sea médico en vuestro mundo se le exige una formación académica que dura años, la adquisición de una experiencia mínima, la demostración de su profesionalidad y que se comprometa a respetar un código ético muy estricto. Sería un desperdicio que, después de toda esta preparación, se le destituyera de su puesto cada cuatro años. Imagina que tienes apendicitis y te tienen que operar. ¿Querrías que el cirujano fuera una persona como la que he descrito o acaso preferirías que el cirujano se eligiera en unas elecciones entre varias personas que no tienen formación como cirujanos? Pues esto último es lo que ocurre en vuestro mundo, que para la tarea de gobernar dejáis que cualquier persona sin escrúpulos pueda acceder. En estos mundos se exige a los gobernantes lo mismo que vosotros exigís a un médico, que estén preparados, que tengan un nivel de amor determinado y que lo demuestren con hechos.
¿Entonces no te parece que la democracia sea una forma de gobierno avanzada?
Tal vez me he explicado mal. Que la gente tenga capacidad de elegir su gobierno y no sea una imposición de cierta gente es algo espiritualmente avanzado. De hecho, los gobiernos que describo han sido elegidos libremente por los ciudadanos de estos mundos y cualquier cambio importante que se introduce necesita del consenso y aceptación de sus habitantes. Pero a veces el hecho de que existan elecciones periódicas para elegir a ciertos representantes no significa que se trate de una elección libre y democrática, si los candidatos ya han sido preseleccionados entre aquellos que sean agradables para los que ostentan el poder en la sombra y si la propaganda está enfocada para favorecer a ciertas opciones políticas en detrimento de otras. ¿Qué pensaríais de unas elecciones en que los candidatos fueran Stalin y Hitler?
Posiblemente que sería mejor abstenerse o votar en blanco.
En cualquier caso, el sistema de elecciones periódicas es, de momento, la forma más avanzada posible de gobierno en vuestro mundo, ya que con el nivel de corrupción que existe en la clase política no es conveniente dejar mucho tiempo a los mismos en el poder.
Espera. Has dicho algo sobre aquellos que ostentan el poder en la sombra, ¿Qué quieres decir?
Debéis tener en cuenta que a veces los que tienen los cargos políticos no son los verdaderos gobernantes, sino simplemente marionetas a las que recambiar, y que las aparentes democracias, con elecciones periódicas y partidos políticos opuestos, son una tapadera para encubrir una dictadura de una élite que no tiene otro objetivo que mantener en la ignorancia a la gente para continuar con sus abusos.
¿Cómo es la educación?
Se educa globalmente espíritu, mente y cuerpo al máximo de su potencialidad y se orienta a cada individuo según su vocación. En estos mundos las percepciones extrasensoriales están muy desarrolladas. Gracias a ellas los profesores conocen mucho mejor a sus alumnos, lo cual les permite conocer su capacidad, su vocación y sus inquietudes. Aparte de la formación intelectual, se desarrollan potencialidades del individuo que vosotros ni siquiera admitís, que les permiten desarrollar su propia conexión con la espiritualidad superior, como la clarividencia, la telepatía y la psicokinesia.
¿Y qué tipo de creencias tienen?
No existen religiones como tales, si entendemos como religión una organización estructurada con sacerdotes y dogmas a la cual hay que afiliarse de alguna forma y que obliga a creer en determinados dogmas y a seguir determinadas pautas. Como he dicho antes, lo que existe es una conciencia muy clara de la realidad espiritual, del origen y el destino de cada ser, de las leyes que gobiernan el universo, y esto se refleja en cada actividad que se desarrolla en el planeta, en la educación, la economía, la política, etc.
2ª Ley: Ley del libre albedrío.
- El espíritu posee la libertad de elegir sobre su destino, sobre si quiere o no evolucionar.
- Se avanza cuando el espíritu se armoniza con la ley del amor por decisión libre, porque comprende y comparte esa ley y actúa en armonía con ella.
- La progresión espiritual solo se produce cuando es elegida e interiorizada por libre voluntad y por esfuerzo propio del espíritu, sin ningún tipo de coacción o imposición.
- Solo hay evolución en libertad.
En muchas de las explicaciones que me das, hablas del libre albedrío como algo que es muy importante respetar.
Así es.
¿Qué es el libre albedrío exactamente?
Es la capacidad que posee el espíritu para decidir por sí mismo lo que quiere hacer.
¿Y por qué es tan importante respetar el libre albedrío?
Porque es una ley espiritual fundamental en la cual se sustenta el progreso evolutivo del espíritu.
¿Y en qué consiste la ley del libre albedrío?
Es una ley espiritual que dice que el espíritu posee la libertad de elegir por sí mismo su propio destino.
¿Y por qué dices que el progreso evolutivo del espíritu se sustenta en el libre albedrío?
Porque la progresión espiritual solo es real cuando es elegida e interiorizada por libre voluntad, es decir, por elección libre del espíritu, sin ningún tipo de coacción o imposición.
¿Por qué es así?
Porque si el progreso fuera forzoso, una vez desapareciera la forma de coacción o imposición, el espíritu volvería a ser como es en realidad y no conforme las circunstancias le han obligado a ser.
Pues si es una ley espiritual, ¿por qué no se cumple esta ley en la Tierra?
Sí se cumple, ya que las leyes espirituales están escritas en la esencia de cada espíritu. Hay una fuerza que impulsa al espíritu a buscar siempre la felicidad, y a través de esa búsqueda el espíritu evoluciona. Igual que no es posible ser feliz sin amor, no hay espíritu que pueda llegar a ser verdaderamente feliz espiritualmente sin ser libre, porque está en su esencia el serlo. Si Dios hubiera querido que los espíritus no fueran libres, hubiera programado en su naturaleza el ser felices siendo esclavos. Pero ya que ocurre totalmente lo contrario, es decir, que el espíritu es desgraciado en la esclavitud, sea esta del tipo que sea, habremos de concluir que el espíritu ha sido creado para ser libre, y así es en la Tierra como en el resto del universo.
Ya, pero la realidad demuestra que la mayoría de gente de nuestro planeta no actúa con libertad, al contrario, o se obliga a sí misma o es obligada a hacer un montón de cosas que no quiere.
Efectivamente. Así ocurre en vuestro mundo. Se producen constantes vulneraciones de esta ley debido a la escasa evolución de la mayoría de sus habitantes, que todavía no la conocen o no la quieren respetar, ya que para respetar el libre albedrío deberían renunciar al egoísmo. De ahí que uno de los objetivos del aprendizaje espiritual sea aprender a respetar el libre albedrío de los demás, pero también a exigir que se respete el libre albedrío propio.
¿Quieres decir que en otros mundos más avanzados es respetada y conocida la ley del libre albedrío por parte de sus habitantes?
Así es, porque es una ley espiritual universal. Y sus mundos son mucho más felices que el vuestro precisamente porque ponen mucho énfasis en respetar el libre albedrío, así como el resto de leyes espirituales.
Pues podrían venir a enseñarnos cuál es el secreto de su felicidad...
Precisamente porque los espíritus avanzados conocen, respetan y siguen la ley del libre albedrío, tienen mucho cuidado de no vulnerarla, sobre todo en lo que se refiere a la interferencia en los mundos habitados por espíritus menos avanzados. Aunque no haya intención de perjudicar, un exceso de interferencia puede crear dependencia de los espíritus o civilizaciones menos avanzadas respecto a las más avanzadas y esto provocaría un estancamiento evolutivo en el planeta receptor. Por ello, la ayuda que se da, tanto del plano espiritual como de los mundos físicos espiritualmente avanzados a los mundos menos avanzados, es siempre muy sutil, y jamás en contra de la voluntad del propio ser o seres que la necesitan, porque entonces se estaría coaccionado su libre albedrío. Está condicionada a que cada ser en cuestión manifieste su voluntad de evolucionar y recibir ayuda.
No me acaba de quedar claro en qué consiste el problema. ¿Podrías poner un ejemplo para que lo entienda?
De acuerdo. Imagina que un habitante de un mundo avanzado llega a la Tierra y vosotros, reconociendo su mayor evolución, decidís darle el gobierno del planeta para que arregle todos sus problemas. De acuerdo con su conocimiento de las leyes espirituales y tal como ocurre en su planeta de origen, donde el respeto a otros seres inferiores de la evolución les ha llevado a seguir una dieta vegetariana y a no dañar a ningún animal, decide promover unas leyes de protección a los animales que prohíben, entre otras cosas, la caza, la tauromaquia y el consumo de carne. ¿Estaría dispuesta la humanidad de la Tierra a realizar tales renuncias?
Pues no sé. Supongo que habría gente a favor y gente en contra.
En el actual estado de la humanidad, y siendo muy generosos, más del 80% estaría en contra de estas medidas. Y se levantarían protestas y revueltas tremendamente violentas por todo el planeta para impedir el cumplimiento de esa nueva ley. Bajo este dilema, ¿Qué debería hacer el mandatario? ¿Renunciar a sus propias convicciones para complacer al pueblo o por el contrario imponer las leyes a pesar de la oposición de la mayoría? Si toma la primera decisión estaría vulnerando su propio libre albedrío, al tener que hacer cosas que van en contra de su propia voluntad. Si elige la segunda estaría vulnerando el libre albedrío del pueblo, al imponerles una ley que va en contra de su voluntad.
Entonces se trata de un dilema sin solución posible.
Sí la hay. Y es la que se da. Esto es, que no hay gente evolucionada gobernando vuestro mundo. Si los seres avanzados no asumen posiciones de gobierno material en mundos como el vuestro es sencillamente porque mayoritariamente vosotros no queréis que ellos estén al mando, ni queréis aceptar los cambios que ellos proponen. Y ellos tampoco desean imponer su voluntad sobre la vuestra, porque saben que no sirve de nada obligar. Ya se han dado en la historia de vuestro planeta numerosos casos de gente más o menos honesta que llegaron a desempeñar altos cargos de poder e intentaron cambiar las cosas para bien. ¿Y qué pasó? Pues que duraron muy poco. Los que estaban alrededor los eliminaron. Por eso los espíritus elevados solo aconsejan, predican con el ejemplo sin imponer y luego cada cual elige aquello con lo que se siente afín.
¿Cuáles serían los resultados prácticos de la aplicación de la ley del libre albedrío en la Tierra si, al igual que ocurre en otros mundos más avanzados, decidiéramos seguirla?
La desaparición de cualquier forma de esclavitud, de coacción, de opresión, de manipulación, de daño de unos seres humanos hacia otros.
Un ser avanzado jamás violaría el derecho a la vida de otros seres. Por lo tanto, desaparecerían las guerras, la pena de muerte, el asesinato y el aborto porque con esas prácticas se está vulnerando el derecho a la vida de otros seres.
Desaparecería cualquier forma de maltrato o abuso sexual contra niños y adultos. Por lo tanto, desaparecerían la pederastia, las violaciones, la prostitución y cualquier otra forma de práctica sexual en la que se fuerza o coacciona la voluntad de otros seres humanos, especialmente cuando se trata de los seres más débiles e indefensos.
Desaparecería cualquier fórmula que coacciona la libre expresión del pensamiento y del sentimiento. No existirían, por tanto, la censura, la manipulación, el engaño, la represión ni el secuestro.
Desaparecería cualquier religión, filosofía o doctrina egoísta que justificara la opresión, la agresión, el control o la violencia contra otros seres humanos por diferencias raciales, religiosas, culturales, económicas, políticas o de cualquier otra índole. Por tanto, desaparecerían el racismo, el totalitarismo, el fascismo, el fanatismo religioso, el militarismo, el imperialismo o el capitalismo, porque son ideologías que basan el bienestar de unos cuantos en el sufrimiento de otros seres humanos. Cualquiera que sea la forma de esclavitud, sea esta material o mental, que se intente imponer al ser espiritual fracasará, porque el espíritu se revelará internamente contra aquello que le esclaviza, y tarde o temprano luchará con todas sus fuerzas para liberarse. Esta es la razón por la que cualquier doctrina, religión, ideología, sistema político o económico que no respete la ley del libre albedrío del espíritu será inestable y efímero, mientras que los basados en las leyes espirituales son estables y duraderos.
Desaparecería cualquier forma de esclavitud, maltrato físico o psicológico, dentro y fuera de los lazos familiares, de los padres contra los hijos, de los hijos contra los padres, de maridos contra mujeres o de mujeres contra maridos, de jefes contra empleados, de fuertes contra débiles.
Desaparecería cualquier práctica, afición o diversión basada en generar sufrimiento y destrucción a otros seres vivos, sobre todo a aquellos evolutivamente más cercanos, como los mamíferos superiores, que no obedecen a motivos de estricta supervivencia, como la tauromaquia, la caza, la pesca y la ganadería en los países desarrollados.
Pero para poder seguir una ley es preciso conocerla, ¿no? ¿Cómo es posible enseñar algo a gente que no tiene interés en aprender sin obligarles de alguna forma? ¿No habría que hacer como se hace con el niño rebelde que no quiere ir a la escuela, al cual se le obliga de alguna forma para que vaya y aprenda?
Como he dicho, si acabamos de decir que cumplir la ley del libre albedrío es respetar la voluntad del espíritu de decidir libremente, por muy espiritual que sea, la misma naturaleza de la ley impide imponerla, pues al hacerlo estaríamos vulnerando la misma ley. En otras palabras, el fin no justifica los medios y menos si en los medios estamos incumpliendo el fin que perseguimos. Obligar no es la forma y, como ya he dicho, lo que se obtiene por la imposición o la coacción se pierde cuando desaparece la fuerza coartadora. El espíritu volvería a ser como es en realidad y no como las circunstancias le han obligado a ser. Precisamente, la reencarnación y el olvido de las vidas anteriores están pensados para que el espíritu experimente el libre albedrío y evolucione por propios méritos, sin ningún tipo de coacción. Ya hemos hablado ampliamente de ello anteriormente, de que es el propio espíritu el que elige libremente si quiere o no avanzar, y el tipo de pruebas a las que quiere enfrentarse para avanzar. Y respecto al ejemplo que pones del niño y la escuela, las corrientes educativas más avanzadas espiritualmente, que también han llegado a vuestro mundo, intentan no coaccionar al niño, sino que buscan estimular sus propias capacidades, haciendo atractivo y no tedioso el aprendizaje, que es la mejor manera de que el niño aprenda, no por obligación sino por devoción.
¿Cuál es la forma correcta de que la gente conozca las leyes espirituales?
La única forma es predicar con el ejemplo, y es lo que han hecho los espíritus avanzados que encarnaron en la Tierra. Estoy hablando de Jesús, Buda, Krishna, Zoroastro, Antulio y otros avatares o seres avanzados, que encarnaron en la Tierra para enseñar la ley del amor, la del libre albedrío y las otras leyes espirituales. Hicieron de su vida un ejemplo de aplicación personal y de vida en armonía con las leyes espirituales sin obligar a nadie a hacer lo mismo.
Pues la ley del libre albedrío no les ha quedado muy clara a los supuestos seguidores de Jesús, ya que han acabado imponiendo a los demás sus creencias por la fuerza, mediante el uso de la violencia, la coacción y el miedo. Me refiero a la Iglesia católica, con la Inquisición y las Cruzadas.
Entonces son los seguidores los que no están a la altura del mensaje que dicen llevar. Pero esto no es culpa de Jesús o los avatares, sino del egoísmo y la falta de evolución imperante en vuestro mundo, que ha llevado a cierta gente a apropiarse de unas ideas que eran verdaderas y a deformarlas para controlar y manipular a los demás. Las religiones o creencias que imponen u obligan no conseguirán que el espíritu evolucione, ni se pueden considerar verdaderas ni en armonía con Dios y la espiritualidad superior, ya que nadie que vulnere la ley del libre albedrío se puede considerar como intermediario de Dios o que cumple los designios de Dios, y desaparecerán irremediablemente de la Tierra con el tiempo. Pero hablaremos de este tema específicamente en otra ocasión, ya que es bastante importante.
3ª Ley: Ley de la justicia espiritual o Ley de acción y reacción espiritual (causa-efecto)
- Lo que haces a los demás te lo haces también a ti mismo.
- Se avanza espiritualmente cuando el espíritu toma conciencia de sus errores (actos en contra de los otros seres de la Creación) y los repara.
Hay mucha gente que argumenta su ateísmo en la máxima: "Si hubiera realmente un Dios no permitiría que pasaran estas injusticias en el mundo". ¿Qué opinión tienes al respecto?
Que se trata de una opinión fundada en un conocimiento incompleto de la realidad espiritual, que conduce a interpretar ciertas situaciones dramáticas de la Tierra como parte de una injusticia, porque se tiene la creencia de que la vida del ser empieza con el nacimiento del cuerpo físico. Si consideráramos que la vida del ser humano se inicia con el nacimiento, llegaríamos a la conclusión inevitable de que el mundo es injusto y de que si existe un creador se trata de un creador igualmente injusto, pues parece que favorece desde el principio a unas criaturas en detrimento de otras. ¿Acaso no hay seres que desde su nacimiento ya vienen al mundo con una perspectiva de vida llena de desgracias, bien porque nacen con enfermedades de nacimiento, o en extrema pobreza, o en familias que no los quieren, mientras que otros parecen ser los favoritos de la providencia porque son más listos, más bellos, más amorosos, más queridos o más sanos?
Pero si consideramos que esta vida no es más que un breve episodio de la vida de cada ser, y que este episodio es la justa continuación y consecuencia de una serie de episodios anteriores cuyo argumento se enlaza perfectamente con las circunstancias en las que el espíritu se encuentra en la actual vida, comenzaremos a comprender aquello que antes nos parecía incomprensible, y por ello injusto.
Absolutamente todos los espíritus parten del mismo punto. Todos los seres espirituales son creados iguales, como un principio vital espiritual ignorante e inconsciente, pero con la potencialidad de evolucionar constante e indefinidamente hasta alcanzar las mayores cotas de amor y sabiduría a través de la experiencia de la suma de incontables encarnaciones. Las únicas diferencias de partida entre unos y otros estriban en el momento en el que fueron creados, es decir, en la edad del espíritu, ya que el proceso de creación de vida espiritual no termina nunca. Mientras unos iniciaron esa andadura hace miles de millones de años, antes que vuestra galaxia fuera apenas una nebulosa en formación, y cuentan a sus espaldas incontables encarnaciones en el mundo físico, otros apenas acaban de empezar su proceso evolutivo, es decir, son espíritus jóvenes. Dependiendo de sus acciones y sus decisiones, su camino evolutivo será recto o tortuoso, lento o rápido. ¿Acaso no habéis observado que hay personas que desde su más tierna infancia demuestran una gran madurez impropia de su edad, con una gran capacidad para amar y comprender, mientras que otros, siendo ya adultos o ancianos de cuerpo, son todavía inmaduros en su comportamiento, hasta el punto de que parecen tener menos edad de la que físicamente aparentan? Las diferencias que observáis entre unos espíritus y otros respecto a su capacidad espiritual, aparentemente innata, se deben a la mayor o menor edad del espíritu, y del mayor o menor aprovechamiento que hicieron de las encarnaciones para su progresión espiritual. Las diferencias que observáis en las circunstancias de su vida, que parecen fruto de la fatalidad, corresponden por tanto a las consecuencias o decisiones que estos mismos espíritus han tomado en vidas anteriores y en el periodo de vida en el que no están encarnados.
¿Y de qué manera los actos de la vida actual tienen que ver con aquellos vividos en el pasado?
Existe una ley universal, la cual podríamos llamar ley de la justicia espiritual, ley de causa-efecto o ley de acción y reacción espiritual, que dice, más o menos, que el espíritu recibe exactamente lo mismo que da. En realidad equivale a decir que lo que hacemos a los demás nos lo hacemos en realidad a nosotros mismos. La consecuencia de ello es que cada espíritu ha de hacer frente a las circunstancias que él mismo ha creado, de manera que muchas de las circunstancias adversas a las que se enfrenta el espíritu en una vida son consecuencia o efecto de una causa que él mismo creó en una encarnación anterior.
¿Por qué es una ley universal?
Porque el espíritu no puede ser feliz ni puede avanzar en su evolución espiritual sin haberse enfrentado y haber resuelto aquellas circunstancias, aquellos actos que realizó contra las leyes universales y contra los demás seres de la Creación.
Si por la ley del libre albedrío el espíritu es libre para elegir el camino que quiera, de tomar las decisiones que crea convenientes, por la ley de la justicia espiritual ha de saber que cada acción que realiza tiene sus consecuencias y que finalmente, tarde o temprano, estas acabarán afectándole a él. Dicho de otro modo: "la siembra es libre, la cosecha es obligatoria". Es decir, si algo nos pareció correcto como emisores, también nos deberá parecer justo como receptores y viceversa, y si no nos gusta recibir lo mismo que hicimos es que había algo en lo que hicimos que no era demasiado bueno, porque lo que no es bueno para nosotros, tampoco es bueno para los demás. Habéis oído que muchos grandes profetas, incluido el propio Jesús, dijeron: "No hagas a los demás lo que no quisieras que hiciesen contigo" y "Haz a los demás lo que quisieras que hiciesen contigo". Conociendo la ley de acción y reacción habría que añadir a estas máximas una coletilla: "No hagas a los demás lo que no quisieras que hiciesen contigo, porque al final te lo haces a ti mismo" y "Haz a los demás lo que quisieras que hiciesen contigo, porque en realidad te lo haces a ti mismo". En esta máxima, "Lo que haces a los demás también te lo haces a ti mismo", se encierra el principio de justicia espiritual.
¿Por qué la llamas ley de acción y reacción espiritual?
Porque en cierta manera se parece a la tercera ley de Newton o ley de acción y reacción de la física clásica. Para el que no esté familiarizado con ella, esta ley viene a decir algo así como que siempre que un cuerpo ejerce una fuerza sobre otro, al mismo tiempo recibe sobre él una fuerza de la misma magnitud. Es decir, si dos astronautas están en el espacio, cogidos de la mano y uno de los dos decide empujar al otro, él mismo se verá desplazado con la misma fuerza que ejerció, pero en dirección contraria. Los efectos de la ley de acción y reacción física los conocen bien aquellos que han disparado con una escopeta o arma similar. Conocemos que en el disparo, la escopeta ejerce una fuerza sobre la bala que la impulsa hacia el exterior con gran velocidad. Pero al mismo tiempo la bala ejerce sobre la escopeta la misma fuerza, pero en sentido contrario. Esta fuerza, debida a la existencia de la ley de acción y reacción, es conocida en el argot de las armas como retroceso, y es tan fuerte que si no se está entrenado puede causar lesiones en el punto de apoyo del arma.
Pues a nivel espiritual, de forma análoga a esta ley de acción y reacción física, la ley de acción y reacción espiritual nos dice que todo acto realizado hacia los demás nos será devuelto en la misma medida. Lo cual implica en la práctica, y como ya he dicho, que todo aquello que hacemos a los demás en realidad nos lo hacemos a nosotros mismos.
Esta es la base de la justicia espiritual, ya que a cada uno se le enfrenta con sus propias acciones, y queda en uno la decisión de modificar su conducta o no tras experimentar las consecuencias de sus actos.
¿Y de qué manera esas acciones hacia los demás repercuten en la evolución espiritual?
El peso de estas acciones, si están en contra de la ley del amor, es como un lastre que impide al espíritu elevarse hacia cotas más altas de evolución. Por el contrario, las acciones que sintonizan con la ley del amor actúan como la llama de un quemador de un globo aerostático. La llama, al calentar el aire, aumenta el nivel vibratorio de las moléculas de gas y disminuye la densidad del aire del interior del globo, lo que le permite la ascensión hacia zonas de la atmósfera menos densas.
De igual modo, las acciones a favor de la ley del amor aumentan la vibración del espíritu y le permiten así ascender hacia regiones del mundo astral de mayor vibración, es decir, de mayor nivel espiritual.
Pues yo no observo que esta ley se cumpla muy a menudo. ¿Acaso no hay asesinos, criminales y genocidas reconocidos que jamás son llevados ante la justicia y mueren plácidamente de viejos?
El hecho de que el efecto asociado a una causa o acción determinada no se dé de forma inmediata puede dar la impresión al encarnado de que no existe justicia por no ver al criminal responder por sus delitos en la misma encarnación. Es cierto que en una sola vida muchos delitos, sobre todo de aquellos que ostentan posiciones de poder terrenal, quedan impunes. En estos casos se da que, los que actuaron en contra de la ley del amor dañando a otros espíritus, harán frente en posteriores vidas a las consecuencias de sus actos. Imaginemos un gobernante que fue el causante de guerras y dio la orden para torturar y condenar a muerte a miles de personas. Debido a su poder jamás fue juzgado ni condenado por ningún tribunal de la Tierra. Tened por seguro que aquellas cuentas que no saldó en dicha vida quedan pendientes para las próximas, y el verdugo de antaño puede ser la víctima aparentemente inocente del mañana. Esto es lo que significa la frase "Bienaventurados los que tienen hambre y sed de justicia, porque ellos serán saciados", porque lo que la justicia terrena deja sin resolver no tengáis duda de que la justicia espiritual lo resolverá. Aun así, sabed que la intención de este sistema no es castigar sino enseñar. En cualquier caso, todo espíritu que hizo daño queda en deuda consigo mismo y, para poder avanzar, es necesario primero que se dé cuenta del daño que hizo y segundo, que lo repare.
En el extremo opuesto, ¿no existen personas que hicieron mucho bien durante su vida y como pago fueron calumniados, torturados y asesinados?
También hay que ver la otra cara de la moneda de la ley de la justicia espiritual, ya que aquellos que actuaron conforme a la ley del amor, y que recibieron la ingratitud, la incomprensión, el rechazo, la violencia, la tortura o la muerte a cambio del bien que hicieron por parte de sus coetáneos, han de tener por seguro que sus actos serán recompensados en el mundo espiritual, que es el mundo verdadero y que no está sujeto a las leyes arbitrarias de los hombres. Esto es lo que significan las palabras de Jesús: "Bienaventurados los pobres de espíritu (se refiere a los humildes), porque de ellos es el reino de los cielos. Bienaventurados los que lloran, porque ellos recibirán consolación".
¿Y por qué tiene que haber una demora entre la acción y la reacción, es decir, entre el acto y sus consecuencias sobre el que lo comete? ¿No sería más justo que acción y reacción fueran consecutivas?
La reacción se activa en el momento en que se realiza la acción, aunque no se haga efectiva inmediatamente. Si la acción está a favor de las leyes espirituales, recibiremos una "bonificación espiritual", mientras que si está en contra diremos que se ha contraído una "deuda espiritual". La "recogida de la cosecha" se demorará hasta que el espíritu concluya la etapa en la que se pone a prueba, o sea, cuando finalice la encarnación, igual que cuando se realiza un examen no se conoce la nota hasta finalizar completamente el examen, ni se espera a continuar el siguiente ejercicio a que el profesor corrija el ejercicio recién terminado. Cuando se trata de un acto a favor de las leyes espirituales, en algún momento recibiremos del mundo espiritual la compensación pertinente, aunque no será inmediata, sino que, como en un trabajo por encargo, se recibe la recompensa una vez se concluye el trabajo, y no mientras se está realizando. Esta "recompensa espiritual" se traducirá finalmente en un ascenso del espíritu hacia esferas de mayor evolución, donde habitan espíritus más amorosos, una vez concluida la encarnación. En el caso de una deuda espiritual, la reparación se demorará hasta que el espíritu decida por propia voluntad subsanar voluntariamente el daño que hizo, lo cual implica necesariamente que el espíritu haya tomado conciencia de su propia actuación. Por la ley del libre albedrío no se le puede obligar a hacerlo. Será el espíritu el que decidirá cuándo llega el momento de enfrentarse a esas circunstancias. Pero si quiere avanzar espiritualmente, ineludiblemente, tarde o temprano, deberá enfrentarse a ellas y reparar el daño que hizo. Mientras esto no ocurra no se enfrentará a ciertas pruebas, pero el peso de los actos realizados contra la ley del amor, una vez concluida la encarnación, le retendrá en los niveles inferiores del mundo astral, en los que habitan los espíritus de semejante condición a la suya, y que debido a su falta de armonía con las leyes del amor, se dedican a hacerse daño los unos a los otros, de lo que resulta que la vida en esos niveles es bastante desgraciada y llena de sufrimientos para sus habitantes.
¿Y cómo se consigue que el espíritu tome conciencia del daño que realizó en los demás?
En algún momento después de la desencarnación, el espíritu se enfrenta al repaso exhaustivo de los acontecimientos moralmente más relevantes de la última vida. Durante ese repaso de la vida, para cada situación vivida, el espíritu no percibe ya solo lo que él sintió en ese momento, sino que también simultáneamente percibe los sentimientos y las emociones de los otros seres que recibieron las consecuencias de sus actos, percibiendo el bienestar o malestar de estos como si fuera propio.
¿Cuál es exactamente el objetivo de este repaso?
Que el espíritu tome conciencia de la relevancia de las decisiones que tomó en vida respecto a las leyes espirituales y respecto a las consecuencias de sus actos en los demás, de si actuó con amor o si actuó por egoísmo, con el objetivo de que le sirva para evolucionar. Y para que conozca cuáles son las asignaturas que afrontaba en esa encarnación que ha superado y las que todavía le quedan por superar, ya que las pruebas de las próximas encarnaciones dependen en gran medida de la actuación que se haya tenido en las encarnaciones anteriores.
Parece ser como un juicio final, ¿no?
Más o menos, pero sin ninguna intención de humillar o castigar al espíritu, sino que se efectúa para que tome conciencia de sus actos respecto a las leyes espirituales y respecto a los demás seres de la Creación.
¿Y quién juzga si sus actos han sido o no correctos?
Él mismo con la ayuda de espíritus superiores.
¿Cómo puede ser consciente el espíritu de si fue injusto o no su comportamiento si no lo fue durante la vida física?
Porque recibe la ayuda de los espíritus superiores, que le aportan la claridad espiritual que por su propia evolución todavía no posee.
Y, dado que se juzga a sí mismo, ¿no será difícil que sea totalmente imparcial? Es decir, ¿cómo evitar que el espíritu no actúe con favoritismo hacia sí mismo?
No actúa de forma partidista porque el espíritu se encuentra en este estado de claridad espiritual inducido por los espíritus superiores que he mencionado. En ese estado se ve la realidad tal y como es, de forma totalmente imparcial.
¿Y qué ocurre después?
Que el espíritu se prepara para corregir y superar aquellas actitudes negativas en las próximas encarnaciones y elige según su capacidad aquellas pruebas que le pueden servir para corregirlas. Dependerá del camino que el espíritu quiera elegir. Por un lado está la reparación lenta pero más extensa en el tiempo. Por otro lado existen pruebas más fuertes pero que sirven para avanzar más rápidamente.
¿Y esto ocurre inmediatamente? Quiero decir, ¿en la siguiente vida el espíritu ya se enfrenta a la reparación de lo hecho en la vida anterior?
No necesariamente, porque hay muchos espíritus que no han mostrado ningún propósito de enmienda y, por ello, han quedado retenidos en las franjas más bajas del astral inferior; así que retornan a la vida sin haber pasado por el anterior proceso de reeducación. Y aunque el espíritu haya iniciado su proceso de reforma, hay que tener en cuenta que, al principio, la voluntad de afianzarse en el bien es frágil y no puede soportar las pruebas más duras. Por ello, el espíritu tiene la opción de vivir encarnaciones de transición en las que no se enfrentará a la reparación de su deuda, sino que le sirven de preparación, para fortalecer su voluntad de reforma y su perseverancia. Las encarnaciones de expiación propiamente dichas, en las que el espíritu se enfrentará a las pruebas más fuertes, vendrán cuando esté bastante preparado y con una voluntad de mejora más firme.
¿Qué tipo de pruebas le esperan al espíritu "endeudado"?
En general, sufrir en carne propia circunstancias semejantes a las que uno generó en otra vida, para tomar conciencia de lo que está y no está en armonía con las leyes espirituales, y trabajar para reparar el daño que hizo.
Pues me tendrías que poner un ejemplo para que lo entienda.
Imagina a un espíritu que encarna en el siglo XVIII, en una familia blanca rica, que posee haciendas y esclavos para que trabajen las tierras.
Seguramente este espíritu no caerá en la cuenta, ya que es lo que le habrán enseñado sus padres, de que los esclavos también son seres que sienten y sufren como él, y que la esclavitud es un acto contra la ley del amor y la del libre albedrío, ya que nadie tiene derecho a apropiarse de la voluntad de ningún ser en beneficio propio, sea este material o de ningún otro tipo, y menos de un igual a él. Seguramente si le preguntas al espíritu del ahora señorito si le parece bien tener esclavos, lo más seguro es que se ofenda en su honor porque: "Cómo vas a comparar un sucio e ignorante esclavo con un señor de su categoría". Circunstancias las de "sucio, ignorante y esclavo" que él ha contribuido tan activamente a crear y mantener. Si le parece que este estado de cosas está bien, entonces estará conforme en experimentar la situación desde el lado opuesto, es decir, naciendo en la próxima vida como hijo o hija de una de las esclavas de su familia, experimentando así en su propio ser el sufrimiento que se deriva de ser un esclavo. ¿Acaso si le preguntas al espíritu, ahora como esclavo, en esa encarnación, si le parece bien la esclavitud, no te dirá que la esclavitud es inhumana y se quejará amargamente de su suerte, diciendo: "Señor, ¿Qué he hecho yo para merecer esto?". Al fin y al cabo, no ha hecho más que recoger lo que había sembrado. Si saca buena enseñanza de esa experiencia, cuando esté en situación de cambiar el estado de las cosas, por ejemplo volviendo a ser el dueño de la hacienda, tal vez se acuerde de lo que aprendió interiormente en la vida anterior y trabaje por la abolición de la esclavitud.
¿De este ejemplo debo deducir que los esclavos pueden haber sido señores en otra vida y haber practicado la esclavitud?
Sí, y los señores, esclavos. Un mismo grupo de espíritus puede haber estado experimentando esas posiciones alternativamente en multitud de vidas hasta que finalmente se den cuenta de que la mejor manera de que se respete la libertad de uno mismo es respetar la libertad de los demás en cualquier circunstancia. Pues así con todo.
Pero ¿obligar al espíritu a pasar por lo mismo que él hizo no es equivalente al ojo por ojo, diente por diente?
Ya digo que no es un castigo, sino una forma de aprendizaje. Si uno cree que ha actuado justamente no tendrá ningún temor en recibir aquello que dio. Al contrario, estará deseoso de recoger la justa recompensa de sus buenas acciones. Por el contrario, si ha obrado con egoísmo, perjudicando a los demás, no tendrá demasiadas ganas de recoger la cosecha de su mala siembra. Si la intención de la ley fuera castigar al infractor, como una especie de venganza, podríamos considerarlo un ojo por ojo. Sin embargo, el objetivo de la ley no es castigar, sino promover la evolución del espíritu a través de la experimentación personal de las acciones que uno mismo genera. Dicho de otro modo, la ley de la justicia espiritual nos enfrenta a cada uno con nuestros propios actos de manera que podamos aprender de ello. Y no necesariamente ha de pasar por las mismas situaciones literalmente que él mismo provocó, pero suele ser la forma más rápida de aprendizaje y la elegida por muchos espíritus, deseosos de salir de su situación de inferioridad espiritual, en la que se sienten profundamente infelices.
¿Y no existe otro sistema menos drástico para que el espíritu pueda deshacerse de su deuda?
La intensidad de las pruebas depende de lo rápido que quiera el espíritu en cuestión saldar su deuda espiritual y de la capacidad que tenga para poder superarla. Solo cuando el espíritu está preparado para superarla se le presenta la prueba. Como si se tratara de un préstamo bancario, pero sin intereses, al espíritu que quiere evolucionar, pero está endeudado kármicamente, se le presentan varias opciones para reformarse y pagar la deuda, y es decisión de él mismo elegir un camino u otro. Se puede intentar devolver en menos tiempo pero en cuotas más altas o en mayor tiempo y en cuotas más bajas. Los guías espirituales suelen recomendar la segunda opción, es decir, pagar la deuda en cuotas más cómodas, aunque de este modo el espíritu necesite de mayor número de encarnaciones para saldarla. Sin embargo, los espíritus suelen tener prisa en querer abandonar el estado de sufrimiento en que se encuentran por el peso del daño hecho y tienen tendencia a elegir las pruebas más intensas que les ayudan a eliminar karma rápidamente. En cualquier caso, el espíritu debe consentir enfrentarse a ella y se le prepara para que pueda superarla con éxito.
¿Qué significa karma?
Es una palabra de origen oriental que equivale a decir "deuda espiritual".
Pero parece que ciertas pruebas son extremadamente dolorosas como para que el espíritu pueda sacar una enseñanza, aparte de que la vida es un valle de lágrimas.
Porque juzgáis sin conocimiento de causa. A muchos que solo ven la primera parte de la historia, es decir, cuando se cometen los actos delictivos impunemente, les parece injusto que se queden sin condena. Si esos mismos ven solo la segunda parte de la historia, es decir, la de saldar las cuentas, ya en otra vida posterior, les parece injusto que alguien pueda sufrir semejantes atrocidades, porque no comprenden de dónde viene ni por qué una desgracia de tal calibre. Sin embargo, si conocieran el pasado criminal del espíritu, muchos de ellos ni siquiera le hubieran dado una segunda oportunidad. En el mundo espiritual siempre hay una segunda oportunidad, o mejor dicho, existen oportunidades infinitas de rectificación.
Si en el mundo espiritual existen infinitas oportunidades de rectificar, ¿de dónde viene la creencia en las penas o castigos eternos para los malos que, por ejemplo, tiene la doctrina cristiana?
La creencia en castigos eternos no tiene origen divino. Carece de fundamento, no se corresponde con la realidad espiritual y no es más que otra falacia que las castas sacerdotales introdujeron con la intención de controlar a la gente a través del miedo irracional. Es lamentable que los que se erigen en guías espirituales, que supuestamente deben ayudar a los demás a encontrar su camino espiritual, lejos de hacerlo, lo entorpezcan todavía más confundiendo y manipulando las mentes, aprovechando sus debilidades para ensalzarse ellos mismos, contribuyendo a entorpecer un camino ya de por sí suficientemente cargado de circunstancias difíciles.
¿Y por qué ocurre que mucha gente tiene la impresión de que los sucesos penosos de su vida son una circunstancia que se les ha impuesto sin habérsele consultado?
Porque es una elección que se toma antes de encarnar y el olvido del pasado espiritual que se produce al encarnar le hace creer que no ha tomado parte en tal decisión. Existen muchos espíritus que han decidido dar el paso de avanzar y, por tanto, de enfrentarse a circunstancias enormemente difíciles e incomprensibles para aquellos que desconocen las leyes espirituales. Mucha gente no puede entender que una buena persona tenga que hacer frente a tantas penosas y desgraciadas situaciones que no ha buscado, sino que le vienen como por una especie de fatalidad del destino. Y es entonces cuando concluyen que no puede existir justicia verdadera si las buenas personas han de sufrir tan atrozmente. Pero si pudieran echar un vistazo al pasado espiritual de esa persona encontrarían el porqué. Y es porque el espíritu está comenzando a reparar el daño que hizo antes de sentirse afín con las leyes espirituales. Por lo tanto, alegraos de encontrar personas así, primero porque se trata de espíritus que ya han hecho un cambio profundo y positivo hacia su regeneración y segundo porque el hecho de enfrentarse a pruebas de ese calibre significa que han conseguido llegar a un nivel de evolución bastante avanzado, que les permite afrontar con posibilidades de éxito una intensa reparación de su deuda.
¿Entonces debo entender que todas las circunstancias negativas a las que se enfrenta el espíritu son consecuencias de los actos del pasado?
No. Muchas son la consecuencia directa de los actos de la vida actual, y hay otras que son inherentes al nivel evolutivo del planeta en que se encarna.
¿Quieres decir que un espíritu que no tiene deudas puede pasar por circunstancias negativas que no le corresponden por expiación?
Sí, ocurre muy a menudo. Pero es una elección libre del espíritu el hacerlo.
¿Y esto qué sentido tiene? ¡Parece masoquismo!
No creáis que el espíritu decide tomar este camino porque disfruta sufriendo. Y si ese sufrimiento fuera completamente estéril y no se derivara de él ningún progreso espiritual, tampoco tendría sentido. Pero si de ello resulta un avance espiritual en el aprendizaje del amor y, por tanto, en un acercamiento a la felicidad verdadera, una vez las circunstancias penosas son superadas con éxito y quedan atrás, concluiremos que ha merecido la pena, al igual que al corredor de fondo le merece la pena el esfuerzo de la carrera si consigue llegar a la meta tras batir su marca personal. Esta elección es propia de espíritus avanzados que, por un acto de amor hacia sus hermanos de menor evolución, encarnan para ayudarles, para enseñarles el camino del amor y, al mismo tiempo, les sirve a ellos para progresar más rápidamente, porque se ponen a prueba en su capacidad de amar incondicionalmente, debido a que tendrán que soportar multitud de ingratitudes e injusticias de espíritus menos avanzados.
Aunque me digas que las circunstancias negativas sirven para evolucionar y que muchas son consecuencia de los actos del pasado, existen hechos que, independientemente de lo que se ha hecho en vidas anteriores, me parece que son tan injustos, inhumanos e intolerables —te pongo como ejemplo el hambre, la miseria, las guerras— que no se deben permitir. Sin embargo, aunque hay un supuesto ser o muchos seres superbuenos y super poderosos, estos no hacen nada por cambiar el lamentable rumbo de la humanidad. ¿Qué me puedes contestar a esto?
Ciertamente existen multitud de hechos que son inhumanos e intolerables, pero son los espíritus que encarnan en la Tierra los que los han creado y es a ellos a quienes corresponde tomar conciencia de ello y trabajar para erradicarlos de la faz del planeta, porque deben y porque pueden hacerlo. Como ya he dicho, la progresión espiritual solo se produce cuando es elegida e interiorizada por libre voluntad y por esfuerzo propio del espíritu, sin ningún tipo de coacción o imposición. Esto es una ley espiritual, la ley del libre albedrío, que es respetada por todos los seres espiritualmente avanzados. Esta es la razón de no ver a Dios o a los seres superiores arreglando las injusticias del mundo. Seguro que si apareciera un ser todopoderoso en el mundo que viniera a arreglar determinados asuntos, seguramente los mismos terrestres, que antes reclamaban la presencia de un salvador, se quejarían de falta de libertad, ya que seguramente las decisiones que ese ser tomara nunca serían del gusto de todos. Siempre habría disconformes que se sentirían perjudicados por determinadas decisiones, porque hay poca gente en vuestro mundo que esté dispuesta a renunciar al egoísmo, poca gente dispuesta a compartir lo que creen suyo con los que tienen menos que ellos.
Por ello se deja a los humanos que experimenten en el mundo físico el uso del libre albedrío, sin cortapisas, y que hagan frente a las circunstancias que ellos mismos han creado. Que sean ellos los que lleguen a la conclusión de que los males que padecen son fruto del egoísmo y que mientras el egoísmo reine en el corazón de los seres humanos, seguirá habiendo guerras, hambre, miseria e injusticia. Que la única manera de erradicar todos esos males es erradicar el egoísmo de todos y cada uno de los corazones y que el único antídoto que existe para el veneno del egoísmo es el amor. No esperéis de brazos cruzados a que vengan a salvaros. Actuad y se os ayudará, porque los espíritus avanzados y seguidores de la ley del amor siempre están ahí para ayudaros, muy sutilmente. Pero ha de ser iniciativa vuestra, por decisión de vuestra voluntad y no en contra de vuestra voluntad. Es como si alguien que acaba de caer a un río pidiera que le rescataran, pero él mismo no intentara mover los brazos para nadar y mantenerse a flote. Vosotros tenéis el poder, si así lo decidís, de cambiar el rumbo de vuestro destino, porque ¿de qué otro modo podríais evolucionar, si a cada paso que dierais en falso acudiera vuestro padre a socorreros? Necesitáis experimentar el efecto de vuestras decisiones para aprender, y necesitáis tener libertad de acción para decidir si queréis tomar un camino u otro.
¿Y por qué los mundos más avanzados espiritualmente no envían a su gente para mostrar lo que es la espiritualidad superior?
Ya les gustaría pero, como ya he dicho una y mil veces, no pueden interferir en vuestro libre albedrío. A nivel colectivo, las humanidades de los mundos físicos más avanzados no pueden interferir en la evolución de los mundos menos evolucionados sin la voluntad y el consentimiento de estos. Por ello, las ayudas se hacen con encarnaciones de humanos de mayor evolución que van al planeta a dar ejemplo, sin ningún tipo de alarde, y no con un ejército desembarcado, para que el que se quiera quedar con la enseñanza que llevan lo haga por afinidad de sentimiento y de pensamiento, y no lo haga porque ha quedado deslumbrado por la magia de la tecnología que poseen. Cuando se ha dado este último caso se trata de civilizaciones que no han respetado la ley del libre albedrío y los efectos son catastróficos, ya que estos pueblos se vuelven dependientes de la civilización avanzada y cuando esta los deja, el supuesto avance que habían logrado se va rápidamente al traste, porque al no ser fruto del esfuerzo propio, se olvida rápidamente. También recibís ayuda constante y de forma sutil del plano espiritual de los guías y de los seres queridos que no están encarnados en ese momento. Ya hemos hablado ampliamente de cómo se contacta con el mundo espiritual para recibir ayuda. Pero para recibir esta ayuda hay que querer recibirla. Porque al que quiere estar solo y aislado del mundo, o al que no quiere avanzar, se le respeta su deseo. A nadie se le puede obligar a avanzar en el amor, ya que si el avance no es elegido por propia voluntad no sirve de nada y es, además, una vulneración de la ley del libre albedrío.
Hay gente que justifica las guerras diciendo que son necesarias para evitar un mal mayor, para preservar la paz o la democracia. ¿Qué opinas al respecto?
Pues que si realmente son amantes de la paz y de la libertad, que no hagan lo contrario de lo que predican. Porque si uno en los medios contradice el fin, está siendo un mentiroso, un hipócrita. El fin no justifica los medios, porque los medios han de estar en la misma sintonía que el fin que se persigue. No se puede conseguir la paz a través de la guerra, ni la libertad a través de la imposición, ni la justicia a través de la injusticia.
Pero ¿no ocurre que las guerras son decisión de unos pocos que ostentan el poder, mientras que el resto preferiría vivir en paz?
Pues entonces ¿por qué les dais el poder a aquellos que hacen lo contrario de lo que queréis? Si cuando los malintencionados gobernantes de vuestro mundo llaman a sus pueblos a la guerra se encontraran con que no hay nadie dispuesto a empuñar un fusil, ni hay nadie que obligue a los demás a empuñar un fusil, ni nadie para fabricar armas, por muy malvados que fueran, no podrían hacer nada. Si lo consiguen es porque saben estimular el egoísmo que existe entre vosotros. Saben arrastrar al matadero a las ovejas porque han convencido a las ovejas de que ellas son los matarifes de otras ovejas. Por lo tanto, el problema lo tiene aquel que cree que tiene el derecho de quitar la vida a otros como él, exponiéndose por tanto a que otros le quiten la vida a él mismo.
El espíritu que ha interiorizado las leyes espirituales, cuando está encarnado, jamás participará en ninguna guerra, porque tiene muy claro que la vida es sagrada y que actuar voluntariamente para producir la muerte de otras personas por el motivo que sea es un acto que va en contra de la ley del amor y contra la ley del libre albedrío.
¿Y si alguien es atacado y, por actuar en defensa propia, acaba por matar al atacante?, ¿o qué pasaría si el atacante intentara hacer daño a unos niños y la única manera de protegerlos fuera matar al agresor?
Mirad, en el mundo espiritual no son tan importantes los hechos en sí, sino la intención con la que se hacen. El que no tiene intención de matar sino de evitar que el agresor mate, no puede ser juzgado igual que aquel que desde el principio tiene intención de matar. Ya hará lo posible para evitar el daño sin provocar él un daño mayor. Pero este no es el caso de las personas que van a la guerra. Cuando uno va a una guerra, sabe perfectamente que en algún momento estará en disposición de matar a otro ser humano y de morir. Un seguidor de la ley del amor que dice ser creyente en Dios, jamás se alistará voluntario en un ejército para ir a matar a sus hermanos encarnados del bando contrario, porque no hay ninguna idea, ninguna creencia, lo suficientemente noble que justifique matar a otros hermanos.
Pero también es cierto que muchas personas son reclutadas y obligadas a ir al frente en contra de su voluntad. ¿Qué dirías en este caso?
Pues que es una prueba bastante grande para el espíritu en cuestión, porque se le pone entre la espada y la pared. Pero sabed que estas circunstancias no ocurren por casualidad y el que se ve en esta tesitura seguramente es porque en otra vida indujo a otros a pasar por esa misma circunstancia. Es una prueba muy dura, en la cual sus convicciones a favor del amor se ponen a prueba, porque hay que elegir entre matar y exponerse a ser asesinado, torturado o herido por el bando enemigo, o la cárcel, la tortura e incluso la pena de muerte por su propio bando, el supuesto bando "amigo", si se declara desertor o insumiso. Todo esto será tenido en cuenta como atenuante. Y también será tenido en cuenta como agravante para los que obligan a ir a la gente a las guerras, a morir y matar, porque son los mayores responsables. En vuestro mundo, un soldado que ha matado a los del bando contrario, exponiendo su propia vida, es un héroe. Mientras, el que expone su vida para no matar a nadie del bando contrario es un cobarde. Sin embargo, en el mundo espiritual, las cosas son a la inversa. El valiente es el pacifista, el desertor, el insumiso, el objetor de conciencia, que lo es porque está en contra de asesinar, y que es valiente porque arriesga su vida para preservar la vida de los demás, de personas desconocidas, posiblemente de otra creencia o ideología, sabiendo que los de su propio bando le perseguirán quizás hasta la muerte. Mientras, el que expone su vida para quitar la vida de los demás por el temor a que alguno de los dos bandos se la quite primero está muy lejos de ser un valiente. En cualquier caso, que decida el espíritu qué prefiere, el sufrimiento terrenal temporal causado por los seres egoístas, que le represaliarán por negarse a matar a sus hermanos, pero la recompensa del mundo espiritual, o la recompensa terrenal del héroe de guerra, pero el subsiguiente sufrimiento en el mundo espiritual por haber actuado en contra de sus hermanos.
Entonces, si existe algún país o fuerza con la intención de invadir el resto de países, ¿Qué se supone que deben hacer el resto de países para impedir ser atacados o invadidos por el país agresor, quedarse cruzados de brazos mientras les destruyen? Se me ocurre el caso de la Alemania nazi. ¿Tendrían Europa o América que haber dejado que el nazismo conquistara el mundo a través de su poder militar?
El conocimiento sobre la historia de la humanidad al que vosotros tenéis acceso está grandemente manipulado. Muchos todavía creéis que en cada guerra hay un bando bueno, que es siempre en el que uno está y al que Dios apoya, y un bando malo, al que debe apoyar el demonio. Pero resulta que en el bando contrario opinan exactamente lo mismo, que ellos son los buenos, que Dios les apoya y que en el otro bando están los malos, apoyados por el demonio. Una guerra como la que mencionas no se improvisa de la noche a la mañana. La realidad es que las guerras se fraguan mucho antes de que empiecen los conflictos armados y resulta lamentable observar cómo los futuros bandos contrarios cooperan previamente para armarse mutuamente y luego se enemistan para destruirse. Las ideologías extremas y violentas forjan su crecimiento en la penuria moral y económica de los pueblos. Las mayores guerras han venido después de crisis económicas muy profundas, en las que los pueblos han llegado a situaciones extremas de miseria. Y esas crisis económicas no han ocurrido por azar, sino que han sido provocadas intencionadamente por un grupo muy reducido de gente con gran poder económico y político, que tienen la intención de enriquecerse y adquirir mayores cotas de poder a costa de la desgracia y el sufrimiento de los demás, y se han encargado con sus medios de propaganda de fomentar las ideologías extremas, para convencer a la gente de que los culpables de esos males son aquellos que son diferentes, por motivos de raza, religión, creencia, cultura, etc. Pero si lo consiguen es porque logran estimular vuestro egoísmo, el mismo que os impide ver en el otro ser humano a un hermano.
Un auténtico creyente en el amor jamás irá a una guerra a matar a sus hermanos, porque cualquier humano es vuestro hermano. ¿Acaso no tenéis hijos? ¿Os gustaría que sufrieran una guerra, que los hirieran o los mataran, que pasaran hambre y sufrimiento? ¿Os gustaría que destruyeran vuestras casas, vuestros pueblos o ciudades? Pues entonces pensad que en el otro bando sucede lo mismo, que si vosotros vais a la guerra causaréis el mismo sufrimiento, muerte, dolor y destrucción que no queréis para vosotros. Porque los del bando contrario también tienen hijos que sufrirán, niños que padecerán miseria, hambre, dolor, sufrimiento, destrucción y muerte. Ciertamente os digo que todo aquello que no queráis para vuestros hijos no lo causéis a los hijos de los demás, porque realmente lo que hacéis a los hijos de los demás, por la ley de la justicia espiritual, lo estáis haciendo a vuestros hijos del futuro.
Por lo que cuentas, los principales instigadores de las guerras son unos pocos, mientras el resto, motivados por su propio egoísmo, se dejan arrastrar por ellos, ¿no?
Así es.
Entonces esos responsables de las guerras quedarán enormemente endeudados espiritualmente, ya que acaban por provocar sufrimiento y destrucción a gran cantidad de seres.
Efectivamente. Tengo un mensaje que darles a los "poderosos" del mundo material, por si les sirve para reflexionar y que empiecen a cambiar sus actitudes, antes de que se endeuden todavía más consigo mismos. Puesto que no tienen ningún reparo en organizar invasiones y guerras, en sembrar la discordia y el odio entre los pueblos, y además tienen la desfachatez de hacerlo en nombre de Dios, de la democracia y la libertad, o de otro valor noble que con sus métodos se encargan de difamar, que sepan que están sembrando una macabra semilla cuyo abundante y amargo fruto tendrán que recoger inexorablemente en las vidas siguientes, encarnando como niños lisiados del país que ordenaron sembrar de minas o como niños hambrientos del país que ordenaron matar de hambre. Su condición de poderosos en el mundo material es solo una circunstancia pasajera que no tendrán en el mundo espiritual, donde la posición no depende del dinero, el poder y las influencias que tengan, sino solo de la capacidad de amar que hayan podido desarrollar. ¡Qué chasco se van a llevar aquellos que se creyeron los amos del mundo cuando pasen al mundo espiritual y vean la realidad tal y como es, y vean que todos aquellos que murieron y sufrieron por su causa están por encima de ellos en el escalafón espiritual! No habrá ninguna entrada triunfal con honores de jefe de estado. Pero sí estarán esperándole una multitud de seres poco evolucionados, ansiosos por resarcirse del mal que se les hizo. ¡Cuánto sufrimiento creado, cuánto sufrimiento para recibir!
¿Y qué se les puede decir a las víctimas de los conflictos armados, los que han sufrido mutilaciones, miseria, hambre y todo tipo de penurias y vejaciones como consecuencia?
Que no os importe perder lo material, que no os importe perder hasta la vida del cuerpo, porque todo eso pasará. Recordad, nadie os puede matar porque sois inmortales, y cuando volváis al mundo espiritual, a vuestra auténtica vida, ya nada de eso importará. Allí seréis reconfortados de todos vuestros sufrimientos y todas vuestras heridas serán curadas. Allí el amor es lo único que importa. Si todas las desgracias que habéis vivido os han servido para sensibilizaros con el sufrimiento de vuestros hermanos, hasta el punto de que habéis llegado a la conclusión de que ya no deseáis que ningún ser pase por las circunstancias que vosotros habéis pasado, en definitiva, si habéis conseguido llegar a amar, aunque sea un poquito, habrá merecido la pena.
4ª Ley: Ley del amor.
- El destino del espíritu es alcanzar la felicidad a través de la experimentación del amor incondicional, por libre decisión de su voluntad.
- Sin amor no hay evolución. Sin amor no hay sabiduría. Sin amor no hay felicidad.
- El amor es la fuerza armonizadora y dinamizadora del universo espiritual
Ya has mencionado la ley del amor en multitud de ocasiones pero ¿Qué es, según tú, el amor?
El amor puede definirse en su grado máximo como la capacidad de sentir a los demás como a uno mismo.
Pero ¿el amor existe realmente o es solo un concepto abstracto?
Existe realmente y se manifiesta como una intensa vibración de la esencia vital o principio espiritual que se transmite a todos los planos de la existencia, desde el plano espiritual, pasando por el mental y el astral, hasta llegar al físico. La manifestación del amor en el plano energético es la energía de más alta vibración, la luz más brillante, la luz de las estrellas. Esa vibración, la vibración del amor, al igual que la luz, se puede transmitir y ser percibida.
¿Y qué es lo que se experimenta exactamente con el amor?
Cuando un ser experimenta el amor verdadero, se siente lleno, plenamente feliz, invadido por una vibración, una fuerza y una sensibilidad extraordinarias. Ya no necesita nada más para ser feliz. El espíritu inspirado por el amor siente el deseo de transmitir a los demás ese bienestar y ayudarles a que sean felices, porque se siente conectado con ellos, como si formaran parte de él. Invadido por el amor, su cuerpo astral eleva su vibración de manera que el aura se expande enormemente y se vuelve muy brillante. Cuanta más capacidad de amar tiene el ser, más alta es su vibración y mayor energía es capaz de transmitir. Cuando alguien ama transmite esa vibración amorosa a los demás. Si el receptor o receptores de la misma son sensibles, lo perciben como una oleada de calor intenso que no quema, una vibración que lo recorre a uno por completo, que llega hasta el rincón más profundo, como si llenara cada uno de los poros de su alma, estremeciéndole y haciéndole sentir como envuelto por una nube de paz y armonía. En ese estado de bienestar interior uno se siente optimista, alegre, relajado, sereno y descubre que los problemas de su existencia no son tan graves.
Lo que describes parece una experiencia muy mística. No sé hasta qué punto es accesible para nosotros, los humanos.
Es accesible, pero estáis tan materializados que os falta sensibilidad, tanto para dar como para sentir directamente el amor. Es como intentar escuchar la radio al lado de una taladradora en marcha. Por eso, más que sentir el amor, lo que la mayoría apreciáis son los actos que se hacen por amor, aunque a la mayoría le resulta difícil de entender qué motiva a actuar a una persona de esa forma.
¿Y por qué es una ley espiritual el amor?
Porque está escrita en el interior del espíritu: el espíritu necesita amar para ser feliz. En ausencia de amor, el espíritu se marchita como una flor arrancada de raíz.
Si por la ley del libre albedrío el espíritu necesita ser libre para poder ser feliz, por la ley del amor, el espíritu necesita amar para ser feliz. Si unimos estas dos leyes en una diríamos que el espíritu necesita amar en libertad para ser feliz.
Si el amor es necesario para la felicidad del espíritu, ¿por qué no nacemos todos amando?
Es otra de las capacidades, la de amar, que el espíritu ha de desarrollar por sí mismo en su proceso de evolución. Como ya he dicho, la chispa espiritual, cuando es creada, tiene en potencia numerosas capacidades, pero necesita desarrollarlas. Una de ellas es la capacidad de amar. Desarrollar la capacidad de amar es el objetivo más importante del proceso evolutivo del espíritu. El amor es la fuerza armonizadora y dinamizadora del universo espiritual.
¿Cómo influye el amor en la armonía del universo?
¡Por un acto de amor existimos todos los seres espirituales! El amor es la fuerza que alimenta cualquier impulso creador. El amor es la base sobre la que se sustenta la solidaridad espiritual universal. El espíritu inspirado por el amor siente el deseo de ayudar en la evolución a todos los demás seres de la Creación, para que sean capaces de experimentar por sí mismos la felicidad que emana del amor. Solo sobre la base del amor se construirá lo verdadero y lo duradero.
AMOR VS EGOÍSMO
¿Cuál es el primer paso que uno debería dar para poder amar?
Para amar es necesario sentirse a uno mismo y para sentirse a uno mismo es necesario conocerse a uno mismo. Si quieres amar a los demás, aprende primero a amarte a ti mismo, a través de conocerte a ti mismo. El que no se quiere a sí mismo no puede querer a los demás.
¡Pero yo tenía entendido que para amar a los demás tienes que renunciar a ti mismo!
En absoluto. Lo que tienes que hacer es renunciar a tu egoísmo, pero no a tus sentimientos. Lo que ocurre es que tenéis un concepto de lo que es el amor que es incorrecto, porque mezcláis el amor con el egoísmo. Amarse a uno mismo no es creer que uno es mejor que los demás y que por ello ha de dedicarse a satisfacer caprichos egoístas, sino reconocer las necesidades afectivas propias, los sentimientos, y desarrollarlos para que sean el motor de nuestra vida. Por esto he dicho que para amar verdaderamente es tan importante conocerse a uno mismo. Conocerse implica saber distinguir entre lo que sentimos y lo que pensamos, reconocer entre lo que viene de nuestro sentimiento y lo que viene de nuestro egoísmo.
¿Entonces, cómo distinguir lo que es el amor de lo que no lo es?
El amor en su máxima expresión ha de ser incondicional. El que ama verdaderamente no espera nada a cambio, y el que actúa por interés no está amando verdaderamente. El amor ha de ser libre, si no, no es amor. No se puede forzar a nadie a amar.
El que quiera amar ha de querer también renunciar al egoísmo. El amor y el egoísmo son conceptos contrarios, incompatibles entre sí, antagónicos. No se puede amar sin renunciar al egoísmo, ya que el egoísmo es en realidad la ausencia de amor. Aprender a amar es lo mismo que aprender a desprenderse del egoísmo. El que aumenta su capacidad de amar disminuye su egoísmo y viceversa.
¿Y cómo aprende el espíritu a amar?
Es un proceso continuo que requiere muchísimo tiempo de evolución. Lo comienza el espíritu antes de iniciar la fase humana y no lo termina nunca, ya que siempre hay algo nuevo que aprender respecto al amor. Como el aprender a hablar, no hay otra forma de desarrollar el amor que no sea a través de la interacción constante con otros seres. En las primeras etapas, cuando el ser espiritual está escasamente desarrollado, experimenta el amor que otros seres más avanzados sienten hacia él en forma de emociones. Esto le hace sentir bienestar. También ha de experimentar lo que es la ausencia de amor, es decir, el egoísmo de otros seres que, al igual que él, todavía no son capaces de amar. Esto le hará sentir emociones de malestar, pero también le permitirá reconocer, aprender a distinguir mejor entre la ausencia y la presencia de amor y a valorar la presencia de amor, lo cual servirá de estímulo para poder desarrollar en sí mismo los sentimientos. Es decir, antes de ser capaz de amar, el ser espiritual se sensibiliza como receptor del amor de otros seres más avanzados, que le sirven de ejemplo de lo que es ser emisor de amor. También ha de convivir con otros seres con el egoísmo igual o más acentuado que él mismo, que son un ejemplo de lo que es la ausencia de amor. Todas estas interacciones le motivarán el desarrollo, primero de las emociones y más tarde de los sentimientos.
Una vez el espíritu reconoce el amor que ha recibido de los demás es cuando está preparado para ser un emisor de amor. Serán los seres que le amaron los primeros hacia los que se le despertarán los primeros sentimientos de afecto (usualmente hacia algún miembro de su familia), mientras que el resto de seres, los que se comportaron con egoísmo hacia él, serán enemigos, y los que nunca tuvieron relación con él, simplemente serán seres por los que sentirá indiferencia. En esta etapa, el espíritu es apasionado en los amores, vengativo y rencoroso en los desamores. Llegará otra etapa más avanzada en que el ser ya no querrá perjudicar a los que le hicieron daño, porque se da cuenta de que el sufrimiento en sí mismo es algo negativo, incompatible con el amor, y abandonará la venganza como forma de resarcimiento por el daño recibido. Esta etapa la podríamos denominar amor condicional avanzado. Llegado cierto momento, cuando el grado de comprensión y de sensibilidad del ser ha aumentado considerablemente, ya está preparado para dar el gran salto, el de querer a todos los demás seres de la Creación, incluyendo a aquellos que le odiaron y le despreciaron y le hicieron sufrir lo indecible. Es decir, ha entrado en la etapa final, en la que se alcanza el amor incondicional, aquel amor que predicaron los seres avanzados como Jesús cuando decían "Ama a tu enemigo". Por supuesto, esto no ocurre de la noche a la mañana. Serán necesarios millones de años de evolución para recorrer el camino desde la primera a la última etapa.
¿Podrías resumir estas etapas para que me haga una idea?
Sí, aunque, como digo, el proceso es continuo, podríamos dividirlo para su mayor comprensión en las siguientes etapas:
1. Insensible como receptor y emisor de amor.
2. Parcialmente sensible como receptor de amor-insensible como emisor de amor.
3. Sensible como receptor-parcialmente sensible como emisor (amor condicional).
4. Altamente sensible como receptor-altamente sensible como emisor (amor condicional avanzado).
5. Totalmente sensible como receptor-totalmente sensible como emisor (amor incondicional).
¿Cuál es el origen de las emociones y de los sentimientos y en qué se diferencian?
En los primeros estadios de evolución del ser espiritual, este solo es capaz de percibir emociones, que generalmente son solo una respuesta a un estímulo de naturaleza exterior. Este desarrollo de la percepción emocional comienza ya en etapas anteriores a la humana. De hecho podéis observar que muchos mamíferos superiores, como perros, vacas, caballos o delfines, ya son capaces de percibir y manifestar emociones bastante profundas de muy diversos tipos. A medida que el espíritu experimenta con las emociones y comienza a tenerlas en cuenta para tomar decisiones, está comenzando a desarrollar el sentimiento. Podéis considerar que los sentimientos son la forma evolucionada de las emociones.
¿Puedes exponer con más profundidad la distinción y la relación entre las emociones y los sentimientos?
Las emociones son de duración corta, generalmente son activadas por algún tipo de estímulo, exterior o interior. Los sentimientos tienen una duración más extensa, están más profundamente arraigados en el espíritu y aunque reciben la influencia del exterior, no tienen por qué estar motivados por ningún impulso exterior, sino por la propia voluntad del espíritu. Los sentimientos y las emociones están íntimamente ligados. El sentimiento es capaz de despertar las emociones. Es como la fuente interna de la que emanan, de manera que, en este aspecto, las emociones son una manifestación de los sentimientos. También las emociones, sobre todo las percibidas del exterior, influyen en los sentimientos y pueden ser un estímulo para activarlos o para reprimirlos. En el máximo desarrollo del sentimiento de amor, es decir, cuando se llega a experimentar el sentimiento de amor incondicional, nos encontramos ya ante un sentimiento que no va a terminar nunca y que además no necesita de ningún estímulo exterior que lo despierte o alimente.
¿En qué parte del ser se originan las emociones y los sentimientos?
Las emociones y sentimientos de amor se originan en el cuerpo espiritual. Las ego emociones y los ego sentimientos, aunque se perciben en el cuerpo espiritual, generan su matiz egoísta en el cuerpo mental.
No entiendo qué quieres decir. ¿Qué son los ego sentimientos y las ego emociones?
Son los sentimientos y emociones negativas generados por actitudes egoístas. En realidad, las actitudes egoístas son pensamientos y por tanto se originan en la mente.
¿Entonces el sentimiento y el pensamiento tienen un origen distinto? Siempre creí que ambos eran fruto de la mente.
Pues no tienen el mismo origen. El sentimiento procede del espíritu (cuerpo espiritual) y el pensamiento, de la mente (cuerpo mental).
A ver si lo he entendido bien. ¿Quieres decir que el egoísmo se origina en la mente y el amor en el espíritu?
Sí. Aunque como ya he dicho las ego emociones y los ego sentimientos se perciben también en el cuerpo espiritual, aunque su aspecto egoísta se genere en la mente.
¿Me podrías aclarar este punto? Sigo sin entender cómo puede ser que el egoísmo se origine en la mente y que los sentimientos o emociones egoístas se sientan en el espíritu.
Claro. Imagina que una persona se encuentra con una linterna encendida dentro de una cúpula de cristal. Si el cristal es transparente, tanto la luz que sale de la linterna al exterior como la luz que entra del exterior al interior no sufrirá prácticamente modificación por el hecho de pasar a través del cristal. Sin embargo, si el cristal de la cúpula, en vez de ser transparente, es opaco, entonces modificará el paso de la luz a través de ella, tanto de la luz que sale del interior hacia el exterior como de la que entra del exterior al interior de la cúpula. La persona con la linterna representa al cuerpo espiritual y la cúpula de cristal representa al cuerpo mental. La opacidad del cristal de la cúpula representa el egoísmo. El egoísmo modificará tanto la percepción de los sentimientos y emociones de los demás (la luz que entra), transformándolos antes de que impacten en el cuerpo espiritual, como la expresión o manifestación de los sentimientos y emociones que proceden del cuerpo espiritual (la luz que sale), que serán percibidos por los demás ya con el matiz egoísta del que se impregnaron al pasar por la mente.
Sigo sin imaginarme bien cómo funciona esa relación entre amor y egoísmo en la propia naturaleza del ser humano. ¿Cómo puede ser que podamos ser capaces de amar y de ser egoístas al mismo tiempo? ¿No me podrías aclarar este punto?
Sí, claro. Imagina que el ser humano es como una cebolla, en cuyo corazón está el espíritu que desprende la luz, que es el amor. Este centro emisor de luz se encuentra recubierto por múltiples capas, de manera que cada una de estas capas obstruye el paso de la luz un poco, hasta que la suma de todas las capas juntas impide casi totalmente que la luz salga al exterior. Cada una de esas capas representa una manifestación del egoísmo que hay que ir eliminando progresivamente, para que finalmente la luz, el amor, brille, se exprese en toda su magnitud. A medida que vamos eliminando capas, la luz (el amor) del interior encuentra menos obstáculos para salir al exterior. Las capas más externas corresponden al egoísmo más primitivo y superficial. Son las capas correspondientes a la vanidad. Las capas intermedias corresponderían al orgullo y las más internas a la soberbia.
Cada persona se encuentra en un punto distinto de este proceso. La mayoría de espíritus que habitan la Tierra ha conseguido deshacerse solo de alguna de las primeras capas. Otros han conseguido eliminar también algunas de las capas intermedias y unos pocos están en el proceso de eliminación de las capas más profundas del egoísmo. Aunque este proceso es progresivo y hay espíritus en todos los grados, podemos intentar clasificar los espíritus en tres grandes grupos, según el nivel de eliminación de capas en el que están: espíritu amable-vanidoso, generoso-orgulloso y amoroso-soberbio.
¿Por qué los calificas con dos adjetivos, uno positivo y otro negativo?
Porque no quiero que en la clasificación quede solo de manifiesto la parte egoísta del espíritu, sino también reconocer las cualidades que puede desarrollar el espíritu en cada etapa. El primer adjetivo expresa la cualidad representativa a la que puede llegar el espíritu cuando se esfuerza por desarrollar el amor y el segundo, el grado de egoísmo en el que se encuentra. El vanidoso puede ser muy amable, el orgulloso muy generoso y el soberbio muy amoroso cuando está dispuesto a vencer su egoísmo y a luchar por los sentimientos. Pero no hay nada de negativo en admitir la existencia del egoísmo en cada uno de nosotros y definirla, para conocerla y poder superarla. Lo negativo para el espíritu sería no querer reconocer su existencia, no admitir la realidad de que todos tenemos una parte egoísta que debemos eliminar para poder amar verdaderamente y ser auténticamente felices. El no reconocerlo conduce al estancamiento espiritual, porque no se puede superar aquello que no se admite, al igual que no puede desintoxicarse un alcohólico que no admite que lo es.
¿Podrías exponer con más detalle las características de cada una de esas tres manifestaciones del egoísmo, que has llamado vanidad, orgullo y soberbia?
Sí. Podemos distinguir, al menos, tres formas de egoísmo que son, desde la más grosera hasta la más sutil, vanidad, orgullo y soberbia. En el habla cotidiana utilizamos estas tres palabras frecuentemente pero, como veremos, su significado espiritual es mucho más extenso y profundo y difiere en muchos aspectos del significado con el que comúnmente las empleamos. Entraremos a definirlas una por una y a analizar sus manifestaciones.
¿Qué es la vanidad y cuáles son sus manifestaciones?
La vanidad es la forma más primitiva de egoísmo. Es propia de los espíritus más jóvenes, de los espíritus que, a pesar de haber avanzado bastante en inteligencia, todavía son principiantes en el conocimiento de los sentimientos.
La principal característica del vanidoso es que está muy pendiente de sí mismo, sobre todo de satisfacer sus necesidades y deseos más primitivos, y escasa o nulamente preocupado de las necesidades de los demás seres, con lo cual se excede en la práctica de su libre albedrío, sin ser consciente de que en muchas ocasiones invade el libre albedrío de los demás. La persona vanidosa pretende ser el centro, que los demás se fijen en ella. Al conocer escasamente el amor, no distingue bien entre el amor verdadero y la complacencia. Necesita y desea más que ama. Por ello, en sus relaciones, se inclina más a buscar la fama, la admiración, la alabanza, el ser complacida y satisfecha en sus deseos, que a ser querida y querer.
El vanidoso establece comparaciones continuas entre sí mismo y los demás, intentando siempre aparecer por encima de ellos. Frecuentemente se burla y difama a los que cree por debajo de él en aptitudes o en condiciones materiales, y alaba excesivamente a los que cree que puede utilizar para obtener algo para sí mismo. Suele actuar injustamente, siempre favoreciendo sus intereses. Por ello frecuentemente falsea la realidad para disfrazar sus actos egoístas. A menudo se siente insatisfecho consigo mismo debido al poco sentimiento que desprende, y por ello huye pavorosamente de la soledad. Necesita mucho de otras personas, a las cuales suele intentar manipular y absorber para satisfacer, no solo sus necesidades, sino sus gustos y sus caprichos, hasta el punto de esclavizar física o psicológicamente a las personas que están a su alrededor. Pero también se cansa rápidamente de las relaciones si estas no le reportan la satisfacción esperada. Por ello, son personas que absorben y manipulan frecuentemente a los miembros de su familia más indefensos, como la pareja o los hijos, y en las relaciones laborales, a sus subordinados, por considerar que son personas de su propiedad o que no pueden escapar a su influencia. Cuando no reciben la atención que creen merecer, buscan llamar la atención de los demás de cualquier forma y a cualquier precio, utilizando el victimismo, la agresividad, el chantaje, el engaño o cualquier otra forma de manipulación que encuentren.
Debido a la vibración tan negativa y asfixiante que pueden generar cuando su defecto se manifiesta en toda su plenitud, acaban por extenuar a las personas de su entorno, por lo que, si no conocen la vanidad y saben cómo manejarla, pocas son las personas capaces de aguantarlo durante mucho tiempo. Esta es la razón por la cual tienen muchos conocidos y pocos amigos. Se cansan fácilmente de lo que cuesta esfuerzo y buscan que otras personas asuman sus responsabilidades, a pesar de alardear constantemente de lo mucho que ellos hacen y lo poco que hacen los demás. Cuando hacen algo por alguien, raramente es de forma desinteresada y discreta, sino que siempre lo hacen con alarde, buscando una compensación a cambio que, generalmente, suele ser mayor que el gesto que ellos han tenido con los demás. Un vanidoso no pretende ser buena persona, sino solo aparentarlo.
¡Buf, pues espero que no haya mucha gente así!
Pues las tres cuartas partes de la humanidad todavía se encuentran en esta fase inicial de evolución y la vanidad es el defecto predominante en la clase política de vuestro mundo. Aunque seguramente no haya nadie que se identifique con lo que he dicho, porque admitirlo sería ya signo de que la persona se encuentra en una etapa más avanzada. Es por ello que vuestro planeta está como está.
¡Pues vivir con personas así de egoístas tiene que ser un suplicio!
¿Acaso crees tú que estás libre del egoísmo, se manifieste de esta forma o de otra más sutil? Es una afirmación la que haces en la que sacas a relucir tu propio egoísmo, manifestado en forma de incomprensión hacia tus hermanos, que te sirve para justificar el querer apartarte de ellos por no ser más avanzados. Esta etapa de la vanidad, al igual que las siguientes del orgullo y la soberbia, son etapas por las cuales todos, absolutamente todos los espíritus, han de pasar en su camino de perfeccionamiento. Y el que las ha superado es porque en algún momento ha tomado conciencia de su defecto y ha trabajado por superarlo, y lo ha conseguido con la ayuda de los ejemplos de personas más avanzadas de las cuales aprender. Si los espíritus más avanzados, cuando consiguen su avance, se desentendieran de sus hermanos menos avanzados, ¿qué clase de amor estarían cultivando? El hecho de que lo haya descrito así tan directamente puede parecer muy crudo. Pero no lo hago con la intención de que se utilice para discriminar o marginar a nadie, sino solo para que toméis conciencia de esta manifestación del egoísmo y que empleéis este conocimiento para vuestra mejora.
¿Y cómo aprende el espíritu a tomar conciencia de su propio egoísmo, en este caso manifestado en forma de vanidad, y a vencerlo?
Generalmente, sufriendo en carne propia las actitudes egoístas de otros, semejantes en egoísmo a él mismo. La ley de la justicia espiritual enfrenta a cada uno con sus propios actos, aunque sea a través de los actos de los demás, para que de ahí el espíritu saque el mayor provecho para su evolución. El sufrimiento propio sensibiliza al espíritu, le hace adquirir mayor sensibilidad para percibir el sufrimiento de los demás, sobre todo el de aquellos que han pasado por circunstancias semejantes a las de uno mismo. Le hace despertar un sentimiento de solidaridad hacia ellos, que es el germen del amor.
¿Y siempre ha de ocurrir que el espíritu haya de experimentar en carne propia el sufrimiento de los propios actos para aprender que estos actos son perniciosos para los demás?
No. Puede hacerlo por comprensión, porque se haya dado cuenta del daño que producen en los demás sus propias actuaciones, o porque ha aprendido de los errores y experiencias de los demás. Pero para ello debe haber crecido lo suficiente en sensibilidad, en amor, porque como digo, solo cuando hay amor se está receptivo a sentir a los demás, incluido su sufrimiento, como a uno mismo. De ahí que, en las primeras etapas, el espíritu avance más por sufrimiento, por experimentación en sí mismo de las actitudes egoístas que él mismo generó, mientras que cuando ya ha desarrollado el amor, avanza más por comprensión, comprensión de las experiencias propias pasadas o de las experiencias de los demás.
¿Y qué se puede hacer para vencer la vanidad desde la comprensión?
El primer paso es tomar conciencia del defecto y el segundo paso es la modificación de la actitud. Por el hecho de adquirir conciencia de nuestro defecto no vamos a conseguir que deje de manifestarse. Si somos capaces de reconocerlo y admitirlo, pero al mismo tiempo evitamos actuar conforme él quiere, es decir, no nos dejamos arrastrar por él a la hora de tomar decisiones en nuestra vida, sino que vamos actuando más conforme nos dictan los sentimientos, el defecto irá perdiendo fuerza, hasta que finalmente será vencido. La toma de conciencia pasa por conocer en profundidad en qué consiste la vanidad, cómo se manifiesta en uno mismo y qué es lo que la alimenta. La vanidad se alimenta de la creencia de que para ser feliz lo importante es ser el centro de atención, que a uno lo admiren, lo halaguen y estén pendientes de él y le colmen de placeres, regalos y atenciones. La vanidad se manifiesta como una tendencia a transformar la realidad para hacer creer a los demás y a uno mismo que necesita poseer todo lo que ve a su alrededor, tanto cosas como personas, para ser feliz. La vanidad es como una aspiradora que atrapa todo lo que encuentra a su paso, reteniéndolo para sí misma, pero sin llegar a apreciar nada de lo que tiene. Es como el niño que patalea y protesta para que sus padres le compren un juguete, aparentemente el más maravilloso del mundo y sin el cual no va a poder ser feliz, y cuando lo consigue, apenas juega con él unos minutos y luego se cansa y lo desecha.
Por lo tanto, mientras el vanidoso continúe pendiente de querer llamar la atención para satisfacer sus propios caprichos, si no trabaja por despertar en sí mismo los sentimientos, siempre se sentirá insatisfecho, vacío, infeliz, aunque pueda ser querido por los demás, porque no sabrá reconocerlo, no sabrá apreciarlo. Aquello que no se consigue por el propio esfuerzo, por la propia voluntad, ni se sabe comprender, ni se sabe apreciar, ni se sabe disfrutar, y el vanidoso apenas lucha por nada, sino que intenta que sean los demás los que lo consigan por él. Cuando tiene objetivos suelen ser siempre objetivos exteriores, materialistas, de apariencia, casi nunca objetivos del interior espiritual.
El vanidoso se parece a aquel que siempre se calienta al fuego en la hoguera de los vecinos por no querer esforzarse por encender su propio fuego. Será siempre dependiente de los demás y no podrá hacer nada por sí mismo. Enciende tu propio fuego en ti mismo y no dependerás de nadie para calentarte. Ese fuego a nivel espiritual es la llama del amor, que reconforta y calienta al espíritu, le da fuerza para avanzar y ser auténticamente feliz.