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La receta que das puede parecer una llamada a la resignación.

En absoluto. Comprensión y resignación son cosas totalmente contrarias. El que se resigna es el que tira la toalla, el que renuncia a comprender, el que anula su voluntad. Ya nada le importa, pierde la ilusión por vivir, se deprime. Como he dicho, la resignación es también una forma de egoísmo relacionada con la tristeza. Es una manera de no luchar para no sufrir. Pero de esa forma se sufre más, aunque por motivos distintos. La comprensión es la que te da la clave para seguir luchando, seguir avanzado, manteniendo la ilusión y alegría por vivir, porque permite encontrar un sentido a aquello que antes no lo tenía.

¿Me puedes poner un ejemplo que ponga de manifiesto la diferencia entre resignación y comprensión?

La actitud frente a la muerte, por ejemplo. La actitud frente a la muerte de la mayoría de gente de vuestro mundo es de resignación, porque no buscáis comprender su significado. Durante la vida evitáis enfrentaros a ella, eludiendo buscar una respuesta a vuestras inquietudes. Si os topáis con alguien que quiere hablar en serio sobre el tema os parece que se trata de un charlatán o un desequilibrado mental. En realidad, os da miedo y por ello esquiváis el tema, tan ocupados como estáis en vuestro día a día. No buscáis comprender, solo evitar. Entonces sobreviene la muerte de un ser querido y os pilla por sorpresa. Es una situación que os provoca tristeza, amargura, rabia, impotencia. Finalmente, ante la imposibilidad de cambiar lo irremediable, os resignáis. El que se resigna es aquel que acepta algo porque no tiene otro remedio, pero al no comprender, vive amargado y sufre inútilmente. El que comprende que la muerte no existe, que es solo una etapa de transición, en la que lo único que muere es un cuerpo, que su ser querido sigue viviendo y que se va a volver a reunir tarde o temprano con él, ya no pierde la ilusión por la vida, sino que lucha con más fuerza para que cuando llegue el momento del reencuentro, lo haga en condiciones de disfrutar, porque no le ha quedado nada pendiente por hacer en el mundo material.

En los mundos avanzados, la comprensión del proceso de des encarnación hace que nadie sienta tristeza, desesperación o amargura cuando alguien muere. Al contrario, sienten alegría de que un hermano vuelva al mundo espiritual, que es el auténtico hogar del espíritu.

Lascivia y lujuria.

La adicción al sexo puede ser una manifestación tanto de la vanidad como del orgullo. Las razones por las cuales una persona se hace adicta al sexo son diferentes en un caso y en el otro. Por ello distinguiremos dos manifestaciones diferentes, la lascivia, propia de los vanidosos, y la lujuria, más propia de los orgullosos y soberbios. La lascivia es una propensión excesiva a los placeres sexuales. Para el vanidoso, la adicción al sexo tiene que ver con la necesidad de reconocimiento por parte de los demás. Es decir, el vanidoso espera que a través del sexo los demás le reconozcan, le admiren, le complazcan. Se inclinan excesivamente a los placeres sexuales como forma de satisfacerse a sí mismos y raramente piensan en las necesidades de los demás. Frecuentemente utilizan el sexo para absorber a otros seres, para someterlos a su voluntad o para darse importancia. Cuando han saturado sus sentidos y se encuentran hastiados, buscan nuevos alicientes como forma de hiperexcitar mentalmente su deseo sexual, ya sea cambiar asiduamente de pareja, recurrir a formas de sexualidad degeneradas, como el sadismo y el masoquismo, o implicar en sus orgías a otros seres en contra de su voluntad.

En el caso del orgulloso, la adicción al sexo deriva de una necesidad o un vacío afectivo, por no haber encontrado a la persona querida y no admitirlo, o por reprimir o no querer reconocer los sentimientos de amor hacia una determinada persona. Es decir, el orgulloso realmente lo que necesita es ser querido y querer, pero el no reconocimiento o la represión de esta necesidad afectiva le hace refugiarse en el sexo como una válvula de escape. Es decir, suple la falta de amor con sexo. Por ello existe un apetito sexual excesivo e insatisfecho que no se llena en la relación sexual, puesto que el vacío que siente no es sexual, sino emocional. De ahí que busque más y más sexo, y pueda llegar a degeneraciones semejantes a las expuestas anteriormente, para intentar aplacar ese vacío, sin conseguirlo.

¿Cómo vencer la lujuria?

Respecto a la lujuria, la única manera de vencerla es admitir que ese vacío del interior que intenta llenar con sexo procede de la falta de sentimiento y que solo el sentimiento será capaz de llenarlo.

¿Cómo vencer la lascivia?

Tomando conciencia de que se trata de una manifestación de la vanidad, y que por ese camino uno jamás conseguirá ser feliz. Desgraciadamente, en la mayoría de casos, la lascivia suele ceder solo cuando sobreviene la pérdida de la juventud, de la belleza física y del vigor sexual, y la persona pierde su atractivo sexual, o su cuerpo deja de responder a los deseos sexuales de la mente. Como consecuencia de todo ello, se esfuma el cortejo de admiradores y también el principal aliciente de su vida hasta ese momento. La persona se encuentra entonces con la cruda realidad, que ha realizado una vida superflua, cultivando relaciones de conveniencia y vacías. Se ha rodeado de personas que estaban con ella solo por su atractivo físico y que, una vez este se ha perdido, desaparecen como por arte de magia. Tal vez solo queden algunas personas que la quisieron de verdad, a pesar de su egoísmo, a las que seguramente prestó poca atención. En ausencia del arma que usó para conseguir satisfacer su vanidad, la belleza exterior, se enfrenta a una nueva etapa mucho más auténtica, en la que tendrá que esforzarse por sacar algo bello de su interior para conseguir atraer a alguien a su lado. Así también podrá apreciar la diferencia entre las relaciones de conveniencia y las de sentimientos, y aprenderá a valorar más estas últimas.

¿Quiere decir esto que solo son lascivas las personas que son bellas y atractivas?

No, pero mayoritariamente suelen ser las que se dejan atrapar más profundamente por la lascivia, ya que otras personas vanidosas que no son físicamente atractivas, aun queriendo, no pueden utilizar el atractivo físico como reclamo para conseguir lo que quieren. En estos casos la vanidad les hará despertar la envidia y el deseo insatisfecho por alcanzar la belleza que otros tienen y que ellos no ven en sí mismos, y llegarán a obsesionarse por perder peso y realizarse mil y una operaciones de cirugía estética para lograr verse más atractivos. Hay muchas personas que son físicamente atractivas que también se dejan atrapar por esta obsesión por poseer un cuerpo perfecto, una manifestación de la vanidad llamada narcisismo o culto al cuerpo.

¿Podrías exponer con mayor amplitud en qué consiste el narcisismo o culto al cuerpo?

Como digo, se trata de una más de las manifestaciones de la vanidad, en la que se exalta la belleza física propia como el valor máximo al que uno puede aspirar. El inconformismo con el propio físico y la búsqueda del "cuerpo perfecto" se convierte en una obsesión, una enfermedad psicológica que hace cometer a la persona todo tipo de aberraciones, como dejar de comer, consumir todo tipo de sustancias adelgazantes, vigorizantes, excitantes, etc., colocarse todo tipo de prótesis, poniendo incluso en riesgo su propia vida. La persona atrapada bajo el influjo del narcisismo jamás se conforma con su físico. Invierte todo su tiempo, su energía, su voluntad y su dinero en modificarlo, creyendo que se trata de sí mismo, cuando en realidad no es más que un vestido que utiliza para operar en el mundo físico. Alberga la falsa ilusión de que llegará el día en el que alcanzará su cuerpo ideal y será feliz, alentada en esa creencia por la industria de la estética, la cosmética y el consumismo, que se lucra a su costa. Pero esta ilusión es solo una trampa tendida por el defecto, porque la felicidad no se consigue de ese modo. Solo se consigue a través del progreso en el amor. Por ello, la insatisfacción crece más y más. Y mientras, el reloj biológico transcurre inexorablemente hacia la vejez, pareciendo que el proceso natural de envejecimiento va frustrando todas las conquistas realizadas con tanto esfuerzo. Y así pasa la vida y llega el momento de dejar definitivamente el que fuera un bello cuerpo físico, condenado inexorablemente al proceso de descomposición natural. Cuando el espíritu vuelve al mundo espiritual toma conciencia del tiempo y esfuerzo malgastado inútilmente en embellecer algo ajeno a uno mismo, un cuerpo que se pudre ahora en una tumba, y de lo poco que ha dedicado a mejorar lo que perdura, lo que uno es, el espíritu. Pero no hay nada irremediable, ya que la vida del espíritu continuará y podrá volver a encarnar para volver a hacer lo que no quiso en la vida que malgastó creyendo ser el cuerpo que vistió.

Visto de ese modo, la belleza física es casi un obstáculo para el progreso del espíritu.

No creáis por lo que he dicho que la belleza es un atributo negativo en sí mismo. Al contrario, porque a medida que el espíritu avanza, los cuerpos en los que el espíritu encarna son cada vez más perfectos, más bellos, en consonancia con la belleza del interior de los espíritus que encarnan en ellos, y así ocurre en los mundos físicos espiritualmente más avanzados que el vuestro. Pero puede ser un arma de doble filo en los mundos primitivos, en manos de espíritus poco avanzados. Para los espíritus poco avanzados, inmersos en la etapa de la vanidad, el atractivo físico es un arma para dar rienda suelta a toda su vanidad, y la utilizan con este fin. Saben que aunque se comporten como personas caprichosas, groseras, maleducadas, altivas, su belleza física les proporcionará lo que desean: admiradores, personas que estén a su disposición para complacerles. ¿Para qué esforzarse por ser buenas personas si consiguen lo que quieren con la deslumbrante belleza de su cuerpo?... Hasta que les sobreviene la vejez y entonces se quedan solos, porque pierden el único atractivo que tenían y se hunden en su propia miseria moral, ya que jamás han luchado por mejorar su interior, tan ocupados como estaban en mantener su exterior bello y atractivo.

¿Cómo se vence el narcisismo?

Cuando uno toma conciencia de que no es su cuerpo y que por tanto no debe tomarse tantas molestias por él. Que para ser uno feliz se debe dedicar a cultivarse a sí mismo, su interior. Muchos espíritus que han caído en la trampa de la belleza física lo saben. Por ello eligen cuerpos menos agraciados para las próximas encarnaciones, porque no quieren desperdiciar más vidas dedicadas a la autocontemplación de su cuerpo, sino que quieren vencer sus defectos, mejorarse como personas. Y si el tener un bello cuerpo les va a resultar motivo de tentación, prefieren no tenerlo, de momento.

¿Y un orgulloso no puede caer en el culto al cuerpo, es decir, no puede sentirse insatisfecho con su cuerpo y desear ardientemente ser bello para resultar atractivo?

Por supuesto, pero por motivos diferentes al vanidoso. El orgulloso va buscando más ser querido que ser el centro de admiración. Y erróneamente cree que siendo más bello será más querido. Si se trata de un orgulloso guapo, el chasco vendrá cuando descubra que las personas que están a su alrededor no están con él porque lo quieren, sino porque están enganchadas a su físico o a algún otro atractivo que posee, y que cuando se aburran o encuentren alguna persona con un atractivo mayor, no dudarán en abandonarle.

¿Y por qué nos identificamos tanto con nuestro cuerpo y tan poco con nuestro espíritu si en realidad somos lo segundo y no lo primero?

Porque es lo que en vuestro mundo se enseña: que el espíritu no existe y que uno es su cuerpo. Y es que en vuestro mundo hedonista las cualidades que se aprecian son las de la materia (la belleza física, la riqueza, el poder) y se desprecian las cualidades del interior (la sensibilidad, la bondad, la humildad, la modestia). En el mundo espiritual ocurre exactamente lo contrario: se aprecian todas las cualidades espirituales, y la humildad es una de las más valoradas, mientras que las externas, al no ser cualidades del espíritu, no tienen ningún valor. Se las considera accesorios circunstanciales, ya que varían de unas vidas a otras, como cambia el vestuario del actor, cuando cambia de obra de teatro. Uno puede ser guapo en una vida y feo en la siguiente, rico en una vida y pobre en la siguiente.

El espíritu, cuando está desencarnado, tiene muy claras las diferencias, y sabe que viene a mejorarse espiritualmente. Pero al encarnar, la asociación con el cuerpo y el olvido del pasado espiritual, así como la influencia de la cultura en la que encarna, hacen que el espíritu de voluntad débil en sus propósitos de mejora espiritual acabe por identificarse completamente con su cuerpo, y que su mente rechace las manifestaciones espirituales, tanto las vividas en primera persona como las de otras personas.

¿A qué te refieres con manifestaciones espirituales?

Todas aquellas que demuestran la existencia del espíritu y sus facultades, como el contacto con seres desencarnados, los viajes astrales, la intuición de los sentimientos propios y de los demás, la percepción extrasensorial, etc. A mucha gente que ha tenido este tipo de vivencias se la considera desequilibrada mental. Y a no ser que se trate de un espíritu bastante avanzado, que confíe mucho en su propia intuición espiritual, puede llegar a convencerse de que está loco y que necesita tratamiento psiquiátrico.

El miedo

El miedo es un sentimiento de inquietud, turbación y desasosiego, provocado por la percepción de un peligro, una amenaza que puede ser real o ficticia, contra uno mismo o contra alguien querido. La persona afectada por el miedo se siente muy insegura de sí misma, indefensa, y duda de cada decisión importante que toma porque espera una consecuencia negativa de ella, algún daño emocional o físico. Además ocurre que el miedo alimenta al miedo. Quiere esto decir, que el miedo hiperexcita la mente para que, a partir de situaciones reales, cree situaciones imaginarias en las que aparezca una amenaza que solo existe en la imaginación, pero que la persona acaba creyendo que es real, de forma que se incrementa así su temor, ya no solo por amenazas reales, sino también por amenazas imaginarias. El miedo también genera preocupación, porque uno intenta anticiparse mentalmente a todas las situaciones amenazantes, buscando la manera de salir indemne en cada una de ellas. El terror y el pánico son percepciones de miedo intenso y agudo, altamente traumatizantes.

El miedo es uno de los sentimientos más perniciosos para el avance del espíritu, porque impide que se manifieste tal y como es. Incluso aunque se trate de un espíritu bienintencionado y con voluntad de avanzar, si no supera los miedos puede quedarse estancado en su evolución durante bastante tiempo.

Pero entiendo que no todos los miedos son iguales.

No, claro. Pero, en general, los miedos hacen que el espíritu se reprima, se inhiba de actuar conforme siente, incluso reprima totalmente sus sentimientos, ahogándolos. Por ello se estanca.

Pero ¿miedo a qué, exactamente?

El miedo más común es el miedo a la reacción negativa de los demás contra uno mismo. Variantes de miedos que entrarían dentro de esta definición serían el miedo a no ser querido, a no ser comprendido, a ser rechazado, a ser despreciado, miedo a la agresividad (violencia física o psíquica), miedo a la soledad. Como digo, el temor a la reacción negativa de los demás contra uno mismo alimenta a su vez el miedo a manifestarse uno tal y como es. La persona que se deja llevar por este miedo acaba por amoldarse a una forma de ser que no es la suya, sino que es la que los demás quieren que sea. Los demás pueden ser personas cercanas, queridas por la persona o al menos personas de las que el espíritu espera cariño, generalmente de la familia (madres, padres, hermanos, pareja, etc.), pero también se puede extender en general a cualquier relación humana. Este miedo es muy frecuente que provenga de la infancia, cuando el niño ha sido objeto de maltratos, abusos físicos y psicológicos, dentro o fuera de la familia.

Otros miedos que no entrarían en la definición anterior serían el miedo a lo desconocido, el miedo a la muerte y el miedo al sufrimiento (físico o psíquico). El miedo a lo desconocido genera inseguridad porque en lo desconocido uno siempre imagina grandes amenazas y peligros. El miedo a la muerte es en realidad un miedo a lo desconocido, miedo a lo desconocido que pueda venir después de la muerte o a que lo que venga después de la muerte sea lo peor, la nada.

Hay todavía un miedo más, el gran miedo del ser humano, que merece una mención especial, y del cual derivan el resto de miedos, y es el miedo a conocerse a uno mismo, el miedo a descubrir cómo somos realmente, con nuestros defectos y nuestras virtudes.

Tenemos miedo a descubrir nuestros defectos. Creemos erróneamente que si tomamos conciencia de nuestros defectos sufriremos más, porque tenemos grandes problemas en admitir el egoísmo propio, y la mayoría de nuestros males provienen de ese egoísmo. Tomar conciencia hace sufrir a nuestro "amor propio", que no deja de ser una manifestación de egoísmo, pero no al yo espiritual, que está deseando desprenderse del egoísmo para ser feliz. Y para desprenderse del egoísmo hay que tomar conciencia, primero, de que lo tenemos y segundo, de cómo se manifiesta. No hay que tener miedo de admitirlo, porque todos lo tenemos y estamos en un punto u otro de ese camino de desprendimiento del egoísmo. Pero si, por miedo a conocernos, camuflamos nuestro egoísmo durante mucho tiempo, nos estancaremos y sufriremos mucho más.

También tenemos miedo a descubrir nuestras virtudes o manifestaciones del amor, como el sentimiento, la sensibilidad, la humildad, la ternura, la compasión y el altruismo porque tenemos miedo de sufrir, de que nos hagan daño, de que se aprovechen de nosotros, si las ponemos en práctica. De ahí procede el miedo a la reacción negativa de los demás contra uno mismo. Pero si vencemos ese temor y, a pesar de todo, luchamos por ser nosotros mismos, por despertar nuestro yo amoroso, la felicidad del interior será tan fuerte que podrá con todos los sufrimientos y todos los ataques que podamos recibir del exterior. El miedo a la muerte también deriva del miedo a conocerse a uno mismo. Se tiene miedo a la muerte porque se cree que es el final, la aniquilación de nuestro yo, de nuestra conciencia. Si uno pierde el miedo a profundizar en sí mismo, podrá oír la voz del espíritu que le grita desde muy adentro: "¡La muerte no existe! ¡Eres inmortal!". Entonces el miedo a dejar de existir, el miedo a la muerte, desaparecerá.

¿Qué consecuencias concretas tiene el miedo respecto a la evolución del espíritu?

Como ya he dicho, la consecuencia más nefasta del miedo es que el espíritu se inhibe de manifestarse tal y como es, de actuar conforme siente. Cuando una persona no es ella misma, no puede progresar espiritualmente, ya que su voluntad está aprisionada. No toma decisiones libremente, sino siempre atenazada por el miedo. El miedo decide por ella. No se atreve a afrontar ninguna circunstancia que le pueda ser útil en su evolución espiritual, porque el miedo le hace creer que no va a poder superarla.

El miedo es el sentimiento a través del cual los poderosos de la Tierra manipulan a la humanidad y la mantienen en un estado de estancamiento espiritual, creando una amenaza, un enemigo imaginario, detrás de todos aquellos retos espirituales que el ser humano quiera emprender, haciendo renunciar a la gente a ellos a cambio de una falsa seguridad que ellos dicen aportar. Y es que ellos también tienen miedo. Miedo a que, por el despertar de la espiritualidad, del amor y la fraternidad humanas, sus abusos sean descubiertos, sus crímenes sean juzgados y condenados, y se vean desposeídos de sus privilegios, de toda su riqueza y su poder conquistado a base de engañar, oprimir y explotar al resto de seres humanos.

¿Me puedes poner algún ejemplo?

Por ejemplo, generan el miedo a todos aquellos movimientos en pro de la fraternidad humana universal, inventando un poder ultra maléfico que se aprovechará de su ingenuidad para crear un régimen de terror. Generan el miedo a la implantación de sistemas políticos y económicos más justos basados en la solidaridad y la cooperación por el bien de la humanidad entera, augurando que tras ellos vendrá el caos, la anarquía, el desorden y la debacle económica. Presagian que la libertad traerá el libertinaje, que el libre pensamiento traerá ideas perniciosas, que el libre sentimiento traerá el vicio, la perversión, la inmoralidad. Tienen miedo de que la humanidad terrestre descubra que existen humanidades en otros planetas que viven en el amor y que tomen ejemplo de ellas. Por ello ocultan cualquier evidencia de vida extraterrestre y fomentan el miedo al contacto con seres de otros mundos a través de películas en las que se hace ver que los extraterrestres son seres con apariencia abominable (insectos, reptiles, virus) que se meten dentro de los humanos y que tienen la intención de destruir la humanidad. Tienen miedo a que el ser humano descubra su inmortalidad y el propósito de la vida, que es el mejoramiento espiritual a través del descubrimiento del amor, y comience a trabajar por ello. Por ello niegan cualquier evidencia de la existencia de la vida más allá de la muerte, amparándose en los dogmas de una ciencia materialista y, al mismo tiempo, fomentan el miedo a profundizar en lo que ocurre más allá de la muerte física y al contacto con el mundo espiritual, a través de películas en las que la vida después de la muerte aparece como algo espantoso, a través de la creación de personajes terroríficos como fantasmas, demonios, vampiros y zombis sedientos de sangre, que se apoderan de las almas de los vivos para atormentarlos.

Al servicio de todo ello, una industria del miedo (cine y televisión), que se encarga de que las más perversas amenazas se transformen en imágenes que sean vistas por casi todo el mundo, para que penetren en la mente de todo ser humano y se conviertan en una realidad en ella. El 90% de todas las películas tiene como temática la promoción del miedo a través de alguna de sus formas, encarnado en la figura de seres perversos de todo tipo: terroristas, asesinos en serie, violadores, narcotraficantes, invasores extraterrestres, muertos vivientes y psicópatas de todas las gamas y colores, de modo que se hiperexcita así la imaginación de niños y mayores para que un montón más de miedos foráneos se añadan a los propios miedos de cada uno.

¿Cómo superar el miedo?

Con conciencia y valentía. Primero hay que tomar conciencia de que se tiene miedo y a qué se tiene miedo. Si los analizamos en profundidad, encontraremos que una parte de estos miedos son infundados y no se corresponden con ninguna amenaza real o, al menos, la amenaza no es tan fuerte como nosotros creemos. Los miedos que están fundados en alguna amenaza real se superan enfrentándose con valor a las situaciones y circunstancias que nos activan ese miedo, intentado no dejarse llevar por él a la hora de tomar decisiones. Preguntémonos: "¿Qué decisión tomaría si no tuviera miedo, si fuera totalmente libre para decidir respecto a lo que siento?". Pues esa es la decisión acertada y la que hay que tomar. Vale la pena intentarlo. Es una lucha continua. A medida que uno se enfrente al miedo y tome decisiones valientes, irá experimentando el progreso interior en sí mismo, y el miedo cederá y dejará paso a la seguridad y la claridad. Hasta el punto de que un día mirará atrás y dirá: "¿Cómo pude tener miedo a esto? ¡Qué claro lo veo ahora!".

¿Alguna consideración especial respecto a cómo superar el miedo a conocerse a uno mismo?

Sí. Que no hay nada malo en verse a uno mismo tal y como es, con sus virtudes y sus defectos. Aceptémonos tal y como somos. Admitamos que estamos en proceso de mejoramiento y así no sufriremos decepciones cuando descubramos algo de nosotros mismos que no nos gusta. Aunque el sacar a la luz nuestros trapos sucios, el tomar conciencia de nuestros propios defectos, puede ser inicialmente doloroso o desagradable, merece la pena, porque es el primer paso en el camino de la progresión espiritual y es imprescindible para conseguir tanto la eliminación del egoísmo como el desarrollo del sentimiento. No tengamos miedo a los sentimientos, a manifestarlos, a expresarlos, ni a sentirnos felices cuando lo hacemos. Ya es suficiente con tener miedo de lo malo para que además tengamos miedo de lo bueno.

Me gustaría hacerte algunas preguntas que tal vez ya te he hecho, pero que necesito volverte a hacer a modo de resumen de todo lo que hemos hablado respecto a los defectos y sus manifestaciones, los egosentimientos.

Adelante, pregunta.

¿Cómo podemos hacer, en general, para vencer los defectos y sus manifestaciones?

El primer paso es el reconocimiento. El que ha sido alcohólico sabe que el primer paso para superar su adicción pasa por reconocer que es alcohólico. Del mismo modo, para vencer la vanidad, el orgullo o la soberbia, el primer paso es reconocer el propio egoísmo, a través de la identificación de sus manifestaciones en cada uno de nosotros. Para ello es necesario conocer detalladamente lo que es cada defecto y sus manifestaciones, a lo cual nos hemos dedicado hasta ahora.

Esto lo veo difícil.

No lo es tanto. El propio egoísmo nos lo hace ver difícil. ¿Si nos es tan fácil ver los errores y defectos de los demás, por qué nos cuesta tanto admitir los propios (vemos la paja en el ojo ajeno y no la viga en el propio)? Si comprendemos que estamos aquí para admitirnos como somos y, a partir de ahí, intentar mejorar, tenemos ya mucho ganado.

¿Y cómo podemos reconocer una manifestación del defecto, si el propio defecto se encarga de confundirnos?

Una táctica a seguir es analizar cierta actuación que ha sido nuestra como si hubiera sido hecha por otro y nosotros hubiéramos sido los receptores. Es decir, cambiarnos por los demás. Y entones, juzgar. ¿Es un comportamiento justo, honesto o se ha actuado de forma egoísta? Si opinamos igual de cierto comportamiento cuando lo hacemos nosotros que cuando lo recibimos, estaremos cerca de la objetividad. Pero si disculpamos la misma acción cuando es hecha por nosotros y la condenamos cuando es hecha por otros, estamos siendo injustos, y estaremos dejándonos llevar por nuestro defecto. Por lo tanto, para reconocernos a nosotros en nuestro defecto debemos actuar con la misma objetividad que lo haríamos si el análisis lo hiciéramos de otra persona.

¿Y qué es lo que viene después?

El segundo paso es la modificación de la actitud.

El hecho de adquirir conciencia de nuestro pensamiento egoísta no implica que vaya a dejar de aparecer. Es importante reconocerlo, admitir que se tiene, pero evitar actuar conforme él quiere, no dejarse arrastrar por él. Dicho de otro modo, hay que decirse a uno mismo: "Sé que hay egoísmo dentro de mí, pero voy a intentar que no me condicione a la hora de actuar, sino que voy a intentar actuar desde el amor". Con este cambio de actitud conseguiremos poco a poco modificar nuestro comportamiento, nuestras acciones, hacia nosotros mismos y hacia los demás. Porque la actitud egoísta daña tanto a uno mismo como a los demás.

¿En qué sentido le daña a uno mismo?

Porque nos impide sentir el amor, que es lo más maravilloso que se puede sentir y que es lo que realmente nos puede hacer felices de verdad.

El cambio de actitud me parece todavía más complicado que el reconocimiento del defecto. ¿Me puedes dar algún consejo que sirva para ayudar a modificar las actitudes egoístas?

A la hora de actuar, nos podemos ayudar de la siguiente reflexión: ¿Qué es lo que yo esperaría de mí mismo si fuera a ser el receptor de dicha acción? ¿Cómo me gustaría que actuara otra persona en mi lugar respecto a mí? Esto nos ayudará a detectar nuestras actitudes negativas hacia los demás, imaginando que los demás somos nosotros mismos, porque rara es la persona que se desee mal a sí misma. En este razonamiento está basada la máxima "Ama a tu prójimo como a ti mismo". Por supuesto que no es fácil. Requiere una disciplina y una voluntad de mejoramiento constante. Pero si se persevera, en poco tiempo comenzará uno a sentirse diferente, más en armonía interior, más feliz, y esto le servirá de estímulo para continuar avanzando.

¿Y qué es lo que hay que hacer para manejar los ego sentimientos?

Lo mismo. Primero, reconocer que uno los tiene, que todos los tenemos. Que son una manifestación del egoísmo o de la lucha interior entre el egoísmo y el amor. Y segundo, encontrar la forma de vencerlos, a través del análisis y la reforma interior autoconsciente.

¿Qué quieres decir con reforma interior autoconsciente?

Es la reforma del interior espiritual dirigida por uno mismo, teniendo claro cuál es el objetivo de esa reforma (el avance en el amor y la eliminación del egoísmo), cuáles son los defectos, cómo se manifiestan y cuáles son las herramientas para erradicarlos. También, que en ese camino de perfeccionamiento podemos aprender tanto de la observación de nuestras virtudes y defectos, como de las virtudes y los defectos de los demás. Buscad un momento de tranquilidad al día para estar con vosotros mismos, para meditar sobre los defectos, sobre vuestras actitudes del día y sobre las actitudes de los demás, sobre en qué medida habéis actuado por amor y en qué medida habéis actuado por egoísmo. Sobre en qué medida los demás han actuado por amor y en qué medida, por egoísmo. Y entonces, si lo hacéis sinceramente, se os ayudará a encontrar las respuestas que necesitáis para avanzar y se os reconfortará para que afrontéis con mayor entereza vuestras pruebas. Si detectáis actitudes egoístas en los demás, la comprensión de las mismas os hará encajarlas mejor y no despertar actitudes hostiles frente a ellos. Si las detectáis en vosotros mismos y advertís que os habéis dejado llevar por ellas, también será bueno, porque habréis tomado conciencia de ellas. Poneos el firme propósito de que la próxima vez intentaréis sentir y actuar con más amor y menos egoísmo. Así iréis avanzando un poco cada día. Y si sois perseverantes en vuestra reforma interior autoconsciente, llegará el día en que miraréis atrás y no os reconoceréis cómo erais, y tomaréis conciencia entonces del cambio tan enormemente positivo que habéis dado.

Bueno, pero yo tenía entendido que una de las normas para ser buena persona es no juzgar a los demás y ahora tú me dices que para ser mejores personas tenemos que mirar los defectos de los demás, además de los nuestros. ¿No es una contradicción?

Esto me lo dices porque normalmente cuando la gente saca a relucir los defectos de los demás, lo hace para criticar o burlarse. Cuando alguien tiene mala intención suele ser bastante injusto y transforma y exagera la realidad con el objetivo de conseguir echar por tierra a la persona objeto de la burla, sin tener ninguna consideración por ella. Por supuesto que esta actitud es lamentable y el propio Jesús la condenó repetidas veces, diciendo "Veis la paja del ojo ajeno pero no la viga del propio". Es por esta razón que mucha gente con buena voluntad cree que hablar de los defectos es algo malo.

Pero la intención con la que analizamos aquí los defectos no es criticar, ni burlarnos, ni condenar a nadie, sino que lo hacemos para que nos sirva para comprender cómo actúan los defectos, para mejorarnos a nosotros y para ayudar a los demás a hacer lo mismo. Aquí se trata de ver la realidad tal y como es, sin exagerarla, pero también sin encubrirla. Y la realidad es que la mayoría de la humanidad en este estadio comparte los mismos defectos, y que la eliminación de los defectos forma parte del proceso evolutivo. Porque ¿Cómo se puede modificar una conducta egoísta sin reconocerla primero?

¡Yo tenía entendido que lo que hay que hacer cuando alguien, movido por su egoísmo, te ataca es perdonarlo!

Para perdonar es necesario comprender y para comprender es necesario profundizar en la causa que motivó el ataque, es decir, la manifestación egoísta que se activó en cada momento. Por ejemplo, una persona que actúa sacando a relucir los defectos de los demás para criticarlos en público y burlarse está actuando bajo el defecto de la envidia, que suele ser una manifestación de la vanidad. Si uno no comprende el proceso de evolución espiritual, las etapas del egoísmo que se han de superar y cómo se manifiesta ese egoísmo en cada una de las etapas, es muy difícil perdonar actitudes egoístas como la envidia, la burla, la crítica, la calumnia o mucho peores.

¿Es posible conocer por uno mismo en qué etapa del egoísmo nos encontramos? Es decir, ¿se puede llegar a saber hasta dónde llegan tus capacidades y tu nivel de desarrollo espiritual?

Sí que lo puedes saber. Si te esfuerzas en conocerte a ti mismo y tienes un interés sincero en desarrollarte espiritualmente sabrás en qué punto estás y cuáles son las asignaturas espirituales de esta vida que debes afrontar. Aquí intentamos dar algunas indicaciones para poder reconocerse uno mismo, tanto en las virtudes como en los defectos. Hacerlo solo, sin ayuda, es bastante difícil. Pero no estamos solos en ese camino. Como ya he dicho, cada uno tiene a sus guías que, si uno quiere, le ayudan a ver lo que es difícil de percibir por uno mismo. También hay personas encarnadas que, por su capacidad del interior, pueden echarnos un cable. Pero todo ello depende de la voluntad de uno mismo, porque el que está muy atrapado por el egoísmo y no quiere avanzar no se va a reconocer en sus defectos ni va a admitir que nadie le dé consejos. Por tanto, no va a escuchar ni la ayuda que se le presta del mundo espiritual, ni la de los hermanos más avanzados. Lamentablemente, en vuestro mundo, la mayoría de gente se encuentra en esa situación, lamentándose de que están ciegos y sordos, pero sin querer quitarse la venda de los ojos ni los tapones de los oídos, ni escuchar a los que les están diciendo "Quítate la venda y los tapones, que no estás ciego ni sordo", es decir, se quejan de su infelicidad pero no quieren renunciar al egoísmo, que es, fundamentalmente, lo que les impide ser felices, ni están dispuestos a recibir la ayuda que necesitan para serlo.

LAS RELACIONES PERSONALES Y LA LEY DEL AMOR

Ya que estamos hablando del amor, me he acordado de que has mencionado un par de veces que todos tenemos un alma gemela.

Así es.

¿Entonces existen las almas gemelas?

Sí.

Siempre pensé que era una quimera, un sueño romántico, que solo existía en la imaginación.

Pues no. Existen de verdad. Otra cosa es que sea como vosotros lo imagináis.

¿Y qué son las almas gemelas?

Espíritus afines al 100%, complementarios. Creados para estar unidos en el amor. Las almas gemelas se necesitan la una a la otra para ser totalmente felices.

¿Y para cada ser solo hay un alma gemela o puede haber varias?

Puede haber espíritus muy afines, pero solo uno afín al 100%, y ese es el alma gemela.

¿Con qué objeto se crearon las almas gemelas?

Para que nadie se sienta nunca solo. Para que haya alguien igual a ti que te impulse a despertar, a recorrer el camino del amor. El alma gemela es tu pareja ideal, tu media naranja para toda la eternidad.

¿Quiere decir eso que las almas gemelas encarnan simultáneamente para estar juntas?

Muchas veces sí, pero no siempre. Depende de las necesidades evolutivas del espíritu. A veces deben vivir experiencias por su cuenta, por ejemplo, para avanzar en el desarrollo de la propia voluntad y no volverse dependientes del otro.

Y cuando encarnan juntas, ¿lo hacen para vivir como pareja?

Sería la situación ideal y muchas veces se prepara la encarnación para que ocurra así, pero no siempre. Pueden también encarnar juntos, pero no como pareja, sino como familiares muy allegados, o con otra relación. Depende también de las necesidades evolutivas del espíritu y de lo que ellos elijan hacer. Y también hay que contar con el hecho de que, una vez encarnados, pueden elegir no estar juntos.

Entonces, ¿la elección de las personas que tienen que ver con nosotros en esta vida es una decisión que se toma antes de cada encarnación, o bien fruto de las decisiones que tomamos cuando estamos ya encarnados?

Las relaciones más allegadas, como la composición de la familia, algunas amistades y la futura pareja, se acuerdan antes de encarnar. Al respecto de eso hay un compromiso entre los espíritus que se encarnan para ayudarse mutuamente en sus respectivas misiones o pruebas, por ejemplo, de los padres respecto a la encarnación de los futuros hijos, etc. Otra cosa es que luego se cumplan los compromisos adquiridos.

¿Se suelen respetar los compromisos previos a la encarnación? Es decir, ¿puede ocurrir que una persona haya acordado con otra ser pareja y luego, una vez encarnado, elija como pareja a otra persona, o que una pareja que se ha comprometido a tener dos hijos, luego solo tenga uno o ninguno?

En vuestro mundo sucede muy frecuentemente que los espíritus incumplen sus compromisos pre encarnatorios.

¿Por qué motivo los incumplen?

Generalmente, porque se dejaron arrastrar por sus propios defectos, por su egoísmo, tomando decisiones con la mente, que está muy influenciada por las sugestiones del mundo materialista en el que vivís, que os conduce a llevar una vida enfocada completamente a luchar solo para conseguir objetivos materiales (consumismo), o a disfrutar de placeres materiales (hedonismo), olvidando así sus aspiraciones y compromisos espirituales.

¿Y cómo sabe el espíritu, una vez encarnado, cuáles son esos compromisos espirituales adquiridos antes de nacer si no recuerda nada de esa etapa?

Dejándose llevar por la intuición espiritual. Cuando el espíritu se deja llevar por lo que siente, está siguiendo esa voz del interior que intuye cuál es el camino a seguir, y a medida que se van cumpliendo los objetivos marcados se siente más feliz consigo mismo, más seguro y sereno, y se le clarifican los siguientes objetivos de esa vida. Cuando uno desoye esa voz del sentimiento y se deja guiar exclusivamente por la mente, y esta le induce a seguir objetivos puramente materiales, en contra de sus sentimientos, la persona se siente vacía, inconforme consigo misma, insatisfecha, insegura, y no encuentra sentido a su vida.

¿Podrías exponer un caso concreto?

Pongamos el ejemplo de dos almas gemelas que se encuentran en su actual vida, tras haber acordado unirse como pareja antes de encarnar. Su interior espiritual los hace reconocerse y que se despierte el sentimiento mutuo que existe entre ellos. Sin embargo, imaginemos que uno de ellos está muy influenciado por su propio egoísmo y se ha dejado llevar por él a la hora de tomar decisiones en esa vida. El egoísmo, a través de su mente, aprovechará cualquier circunstancia materialmente adversa para influenciarle negativamente, para que haga caso omiso de sus sentimientos, de una y mil formas: "No es un buen partido, no tiene dinero, no tiene estudios, no es de mi condición social, no es físicamente atractiva, mi familia se opondrá y no quiero complicarme la vida, vive muy lejos, no es de tal o cual manera, etc.". Y entonces, a pesar de habérsele presentado la oportunidad de experimentar el sentimiento verdadero y de vivir con la persona espiritualmente afín, con quien podrá experimentar algo de la auténtica felicidad, la deja pasar, elige en contra de sus sentimientos e incumple así su acuerdo preencarnatorio con su alma gemela. Si se deja arrastrar por el egoísmo, ese espíritu elegirá su pareja, no en función de sus sentimientos, sino en función de sus expectativas mentales o materiales, y preferirá a otra persona con un mayor atractivo físico, o que sea más complaciente, o con mejor posición económica, con la que llevará una vida aparentemente más excitante para los sentidos, o más cómoda, pero vacía de sentimientos.

¿Y qué ocurre con el resto de personas que sí intentan cumplir sus compromisos? Por ejemplo, ¿Qué pasaría con la persona que ha sido rechazada en este caso?

Siempre hay un plan B o alternativo, ya que los espíritus guías conocen la capacidad de cada uno y saben hasta dónde puede llegar uno. Podría rehacer su vida con otra persona que, aunque no fuera tan afín espiritualmente, estuviera más dispuesta a luchar por los sentimientos y menos por el egoísmo.

¿Y qué pasa, por ejemplo, si un espíritu acordó ser el hijo de una pareja que finalmente no se formó, pues cada uno de los que iban a ser los padres encontró un cónyuge diferente, si los futuros padres ya están encarnados y ya han elegido de forma distinta a lo acordado? ¿Se quedaría sin encarnar?

Tened en cuenta que por el hecho de estar encarnado no significa que uno esté desconectado del mundo espiritual, ya que vuelve a él casi cada noche durante el sueño. En ese estado puede tomar decisiones que tienen que ver con otros espíritus, por ejemplo, con los que serán sus futuros hijos, y retomar los compromisos adquiridos, aunque con un plan diferente del inicialmente previsto. En el caso de que ninguno de los posibles padres se haga cargo, se buscaría una pareja alternativa con semejantes características a la anterior que quiera aceptar al espíritu encarnante como hijo. Los guías saben que tendemos a cambiar de opinión una vez que encarnamos, por lo que tienen previstas multitud de alternativas evolutivas para procurar que, a pesar de todo, tengamos opciones de evolucionar, no importa cuáles sean las circunstancias que hayamos elegido, por muy apartadas que estén del camino previamente trazado antes de encarnar. Si uno se desvía de la "ruta" inicialmente trazada, se recalcula entonces una nueva "ruta" a partir del nuevo camino que uno ha elegido, pero con el mismo destino.

¿El incumplimiento de esos compromisos acarrea al espíritu alguna consecuencia?

Aparentemente puede parecer algo negativo, como si uno se desviara del camino más corto hacia la felicidad. Pero forma parte del libre albedrío el tener libertad para cambiar de opinión en el momento que uno quiera, y experimentar situaciones que hasta que no se viven en primera persona, no se toma conciencia de lo que son. Por lo tanto, lo que no se aprende de una forma se puede aprender de otra. Existen diferentes caminos para llegar al mismo sitio, diferentes alternativas para experimentar y aprender lo mismo.

¿El espíritu que encarna conoce de otras vidas a los que serán sus familiares o allegados?

Hay de todo. Algunas de las personas que encarnan en la misma familia pueden haber sido compañeros de otras vidas y en otros casos puede ser la primera vez que encarnen juntos en la misma familia.

¿Y quién decide la conformación de las familias, es decir, quién dice quién va a ser el padre, quién la madre, los hermanos, etc.?

Normalmente lo deciden los propios espíritus que van a encarnar de mutuo acuerdo, con ayuda y asesoramiento de los guías espirituales.

¿Y de qué dependen las relaciones familiares?

De las necesidades evolutivas de los espíritus encarnantes, tanto si se trata de expiaciones como de misiones.

¿Me puedes aclarar cómo la necesidad evolutiva puede influir en la composición familiar y qué diferencia hay entre expiaciones y misiones?

Sí. Existen familias cuyos componentes, sean estos hermanos, padres o hijos, han sido enemigos acérrimos en otras vidas y pueden haberse hecho mucho daño, motivados por el odio, deseo de venganza o resentimiento que han sentido los unos por los otros. Estos espíritus encarnarían juntos con el objeto de limar sus asperezas a través de la estimulación del afecto que proviene de la consanguinidad. Es decir, se trata de una expiación en el sentido de que estos espíritus tienen deudas que saldar entre ellos, por haberse hecho daño mutuamente, por haber actuado en otras vidas contra la ley del amor. En el caso de las misiones, los espíritus no se unen ya porque tengan deudas que saldar, sino porque se aman y deciden encarnar juntos para ayudarse mutuamente en el cumplimiento de objetivos espirituales más avanzados, que tienen que ver con la ayuda a seres espiritualmente menos evolucionados, aunque al mismo tiempo esto les sirva para mejorarse espiritualmente. Entre esos dos extremos existen situaciones intermedias de todos los matices, en las que existe parte de egoísmo y parte de sentimiento, parte de expiación y parte de misión, porque a medida que el espíritu avanza por el camino de la evolución espiritual, cada vez tiene menos deudas que saldar y más amor para dar de forma incondicional.

Pero, en el caso de las relaciones por expiación, ¿no se producirá el efecto contrario al que se persigue? Es decir, si las personas que se odian son obligadas a convivir bajo el mismo techo, ¿no se generarán abusos, malos tratos, tensión y discusiones constantes?

No son obligadas, sino que ellas mismas han aceptado la sugerencia de los guías espirituales para vencer sus malos sentimientos. Los abusos, malos tratos y discusiones a los que haces referencia aparecen porque estos espíritus continúan aferrándose a sus malos hábitos espirituales y no quieren reformarse.

De todas formas, me parece una terapia demasiado agresiva el situar a personas que se odian en la misma familia. Es como juntar a todos los presos peligrosos en la misma celda, ¿no acabarán despellejándose? No veo que de esa situación pueda surgir el amor.

No he dicho que todas las personas de la familia se lleven mal entre sí. Se puede dar, por ejemplo, que el choque sea entre el padre y un hijo, o entre un hermano y otro, pero no de estos con los otros miembros de la familia. Generalmente, en estas familias también encarnan espíritus más avanzados que dan el ejemplo a seguir de cómo ha de ser una conducta amorosa. El hecho de que espíritus con defectos semejantes encarnen juntos es precisamente para que uno sirva de espejo del otro, y aprendan de la experiencia de convivir con alguien que se parece a uno mismo.

¿Y qué es lo que han de aprender de esta experiencia?

Lo primero, saber que todos somos hermanos, y aquí es literal, porque la persona más odiada en la vida anterior puede ser tu hermano de sangre en la siguiente. Tened clara una cosa: no se puede evolucionar queriendo solo a unos cuantos y odiando a los demás. Hasta que no transformemos el odio en amor no avanzaremos. Por ello debemos reparar el daño que hemos hecho por odio, y qué mejor manera que hacerlo con la persona con quien más nos cuesta y a quien más le debemos. También sirve para conocer y vivir en carne propia las manifestaciones del defecto de otra persona que tiene el mismo defecto que nosotros, si entendemos como defecto una manifestación del egoísmo. Tenemos tendencia a ver la paja del ojo ajeno pero no la viga del propio, es decir, nos fijamos muy bien en los defectos de los demás, especialmente los de las personas que no nos son queridas, pero no queremos ver los propios, que suelen ser semejantes a los de los demás. Si vivimos en nosotros los efectos del defecto, la experiencia propia del sufrimiento que genera esa manifestación del egoísmo de los demás en nosotros mismos, tomaremos conciencia de que existe y de que es algo que hay que ir eliminando.

Volvamos al tema de las relaciones personales, ¿por qué motivos pueden unirse dos personas en una pareja?

Por amor, por necesidad de evolución espiritual o por apego.

Los dos primeros son motivos que obedecen a criterios espirituales y se deciden antes de encarnar. La última es elegida por la persona cuando ya está encarnada y suele tomarse más por razones "terrenales" que espirituales, lo que altera muchas veces los compromisos espirituales adquiridos antes de encarnar.

¿Me puedes explicar qué diferencias hay entre unos tipos de unión y otros?

La primeras se producen por la unión de sentimientos y la afinidad espiritual.

Las segundas por una necesidad de aprendizaje mutua y generalmente se dan entre espíritus que tienen algún tipo de cuenta pendiente, o que pueden mejorar espiritualmente a través de la convivencia, por tener determinados defectos o virtudes que pueden trabajarse a través de esa convivencia.

Las terceras se dan por una atracción física o sexual, por afinidad de objetivos mentales o materiales, o por necesidad material, necesidad afectiva, conveniencia u obligación entre las personas que se han unido.

En el caso de la encarnación de los hijos puedo entender que esto sea decidido en el mundo espiritual. Pero la decisión de unirse dos personas como pareja ¿acaso no se toma siempre en el mundo físico, una vez está uno encarnado?

Cierto es que la decisión final se toma cuando uno está encarnado. Pero yo me pregunto, ¿Cuál es la probabilidad de que dos personas que no se conocen, entre tantos miles de millones, se encuentren en una vida? ¿Casualidad? Para que las circunstancias confluyan, es decir, para que ciertas personas se conozcan y tengan la oportunidad de conocerse, hace falta que converjan un cúmulo de circunstancias, y esto es lo que se organiza desde el lado del mundo espiritual. También, el reconocimiento de que cierta persona va a ser alguien importante en la vida de uno es una impresión que viene del recuerdo de la otra vida.

Según lo que cuentas, deduzco que uno puede tener parejas diferentes en cada encarnación, ¿no?

Sí, claro. Suele ser lo normal en los mundos de vuestro nivel evolutivo y, además, muchas veces es necesario para la evolución espiritual, o es la consecuencia de los actos de otras vidas.

¿Qué quieres decir?

Que aun tratándose de almas gemelas, de espíritus totalmente afines, si les pueden más los defectos que los sentimientos, pueden acabar separándose, aunque sea solo temporalmente, por no querer reconocer ni modificar los malos hábitos espirituales. A veces solo se aprecia lo que se tiene cuando se pierde. De ahí que para otras vidas elijan a otras parejas con menor afinidad, pero que les pueden ayudar a modificar estos hábitos. En vuestro mundo hay muy pocas parejas que se unan por amor, porque la mayoría hace poco caso del interior. La gran mayoría lo hace por necesidad o conveniencia material o afectiva, o atracción sexual, y solo una pequeña parte se une en función de las necesidades espirituales. En los mundos más avanzados, donde los espíritus ya han eliminado gran parte del egoísmo y son más consecuentes con sus sentimientos, la mayoría de uniones se dan por amor, por que los espíritus afines se reconocen inequívocamente y por que saben que la satisfacción de ningún anhelo material les puede hacer más felices que el sentimiento mutuo que experimentan.

Encontrarás pocas parejas que no sean almas gemelas y ninguna que haya sido elegida en función de intereses egoístas.

Una y otra vez nos han dicho que lo más espiritual es tener una pareja para siempre, por aquella frase de "lo que ha unido Dios que no lo separe el hombre", pero ahora tú me dices que tener más parejas es "lo normal" y que puede ser beneficioso espiritualmente. ¿No existe aquí una contradicción?

Es que una cosa son los lazos de amor y otra los del matrimonio. En el 90% de los matrimonios de la Tierra no hay amor verdadero, aunque esto no puede ser evidente para los cónyuges hasta pasado un tiempo. Pero parece ser que por haber firmado un papel uno no tiene derecho a cambiar de opinión. Cuando vosotros elijáis vuestras relaciones en función de vuestros sentimientos, entonces vuestras relaciones serán duraderas, como lo son las de los mundos avanzados. Pero tened en cuenta que lo que une a estas parejas no es la obligación, sino el sentimiento. Cada uno mantiene su libertad, tanto para elegir a la pareja, como para decidir separarse si así lo decide por propia voluntad, sin tener que rendir cuentas a nadie de su decisión. Tened clara una cosa: es el amor mutuo lo que hace que dos seres estén unidos, pero que mantenga cada uno su libertad individual intacta, no ningún contrato firmado, aunque sea delante de un sacerdote, o de un altar lleno de reliquias religiosas y flores, porque no es Dios el que os está uniendo, sino vosotros mismos, y las leyes y costumbres que habéis querido inventar. Lo que sí os ha dado Dios es la capacidad de amar, un alma gemela para que experimentéis ese amor y seáis felices, y la libertad de decidir vuestro destino. Pero como ya he dicho, en vuestro mundo, las pocas parejas que se unen por los sentimientos todavía han de vencer el propio egoísmo, que muchas veces puede más y consigue imponerse a los sentimientos. Por ello la lapidaria frase "Lo que ha unido Dios que no lo separe el hombre" la podríais sustituir por la siguiente, mucho más apropiada y que resulta un buen consejo a seguir para aquellos que buscan experimentar la auténtica felicidad: "Lo que ha unido el amor que no lo separe el egoísmo".

¿Quieres decir que el divorcio es algo positivo desde el punto de vista espiritual? Siempre me pareció lo contrario, ya que la mayoría de religiones cristianas son contrarias al divorcio.

Una cosa es la religión y otra la espiritualidad. El tener la libertad de elegir con quién estar o no estar es siempre positivo. Es positivo porque permite ejercer el libre albedrío y el mundo espiritual siempre está a favor del libre albedrío. Forzar a una persona a estar con alguien por el que no siente o, aunque sienta, con quien le es imposible convivir por la razón que sea, solo por haber firmado un papel, es vulnerar su libre albedrío. Y es que vosotros todavía creéis que el estar unido a una pareja implica renunciar a una parte del libre albedrío y esto no es así. Por ejemplo, creéis que por el hecho de estar casado o viviendo en pareja con alguien, esto le obliga a uno a mantener relaciones sexuales con la pareja, como si fuera un deber que se ha de cumplir por encima de todo, y esto no es así. Uno no está obligado a mantener relación sexual con su pareja solo por el hecho de estar casados, si no lo quiere o desea. Ni a unirse a una persona solo porque haya mantenido relaciones sexuales con ella. Ni está obligado a sentir lo que no siente, aunque por las circunstancias que sea se haya unido a ella. Y, lo más importante, no se ha de sentir culpable por ello, porque los sentimientos no pueden ser forzados, sino que han de emanar espontáneamente. Desde el punto de vista espiritual, por encima de todo está la libertad individual, que prevalece sobre cualquier otra cosa. Mientras no os desprendáis del apego no podréis experimentar la felicidad del amor, porque el apego es al amor lo que la jaula es para el pájaro.

¿Entonces, cuando las personas que mantienen relaciones no se quieren, sino que solo lo hacen por pasar un buen rato, están transgrediendo alguna ley espiritual?

No. Si las personas lo han elegido libremente, no hay ningún problema. Lo que ocurre es que cuando el espíritu avanza espera algo más de la relación sexual, y una relación puramente física le dejará insatisfecho y le hará sentir vacío, además de que cuando dos personas que se unen en la relación, aunque sexualmente se atraigan, si no son afines espiritualmente, y no sienten desde el interior, la relación exclusivamente sexual acaba por hastiar. Por eso no suele durar mucho. Si se prolonga, será una relación inestable, siempre en conflicto permanente, ya que los lazos que la unen son muy débiles.

A medida que el espíritu evoluciona, su sexualidad pasa de ser un instinto, una necesidad biológica, a ser un instrumento de expresión del sentimiento. Para los humanos primitivos la sexualidad era básicamente instintiva y no podía haber un vacío del sentimiento cuando se apareaban con alguien a quien no querían, porque su sentimiento estaba todavía escasamente desarrollado. Pero un espíritu más evolucionado, con mayor capacidad de amar, sentirá un gran vacío si en sus relaciones sexuales solo busca satisfacer su instinto. La relación sexual para el espíritu avanzado es una manifestación de amor íntimo. Cuando los espíritus que mantienen una relación sexual son espiritualmente afines y se aman mutuamente, el sentimiento de amor profundo se manifiesta en la relación sexual, y se produce simultáneamente al intercambio de los cuerpos físicos un intercambio energético entre ellos que los revitaliza y los llena, y que surge de la interpenetración de los cuerpos astral, mental y espiritual. Por el contrario, en una relación puramente sexual, es decir, en la que las personas que practican el sexo no sienten amor la una por la otra, aunque haya una satisfacción del cuerpo físico, faltará la compenetración de los cuerpos más sutiles, astral, mental y espiritual, y esto dará como resultado la sensación de vacío e insatisfacción. En los mundos avanzados, lo que mueve a los espíritus a unirse como pareja es, exclusivamente, el amor interior que sienten y, por tanto, es muy raro que se unan las parejas por algún otro motivo. Como allí la percepción está muy desarrollada, no hay lugar a engaños ni decepciones, que en la Tierra suelen ocurrir al encontrar que la pareja no es como uno creía, porque hasta ese momento mostraba solo una apariencia para conquistar.

¿Y cómo se pueden resolver los problemas de sexualidad?

Vuestros problemas con la sexualidad son en su mayoría debidos a que mantenéis relaciones sexuales con personas por las que no sentís prácticamente nada de amor. Todavía continuáis mirando solo la parte física, y creéis que la culminación del placer sexual es mantener relaciones con personas físicamente muy atractivas. No queréis reconocer la parte de los sentimientos y, puesto que la mayoría de vosotros no estáis emparejados con las personas amadas espiritualmente afines, el problema viene de no sentir. Viene de no sentir un llenado del interior. Los espíritus más avanzados son los que más sufrirán por mantener relaciones sexuales sin amor. En vez de reconocer que el problema está en la ausencia de sentimientos y que lo que hay que hacer es empezar a actuar más conforme a lo que uno siente, os empeñáis en buscar experiencias sexuales con otras personas igualmente por las que no sentís nada, o en añadir al sexo otros componentes que supuestamente lo hacen más atractivo, pero igualmente vacío. Entonces se cae en un círculo vicioso, ya que se busca llenar con materia lo que solo podría llenarse con sentimiento.

¿Quieres decir que el amor romántico, esas relaciones que vemos en las películas, es algo que escasea en nuestro mundo?

Lo que ocurre es que vuestro concepto de lo que es el amor, en este caso, el amor de pareja, está distorsionado respecto a lo que es el amor desde el punto de vista espiritual.

No escasean las relaciones por intensa atracción física, que vosotros llamáis erróneamente amor "pasional" o "romántico", que son como la luz de una bengala, muy intensa en un instante y que luego se apaga para siempre, y que se intenta vanamente prolongar a base de superexcitar los sentidos con aderezos materiales (una cena en un restaurante caro, un regalo llamativo, una noche en la suite de un hotel de cinco estrellas o unas vacaciones en una isla paradisíaca). Y a todo esto le llamáis amor romántico, cuando en realidad no deja de ser una fuerte atracción sexual que se va difuminando una vez el deseo sexual ha quedado satisfecho. Respecto a las pasiones, muchas veces no tienen nada que ver con el amor, sino solo con el deseo insatisfecho de poseer a alguien, que es la manifestación del egoísmo que hemos llamado apego. Las personas no son objetos, no pueden ser poseídos y no pertenecen a nadie más que a sí mismos. No confundáis el querer con el querer poseer, el amor, con el apego. Tened clara una cosa: no se puede obligar a nadie a querer, porque si el amor no es libre, entonces no es amor. Los sentimientos no se pueden forzar. Los sentimientos no obedecen a sugestiones, manipulaciones, imposiciones ni mandatos. Si queréis ser amados, entonces amad incondicionalmente, sin esperar nada a cambio y entonces, algún día, la ley de causa-efecto os traerá aquello que vosotros habéis dado.

LA ENFERMEDAD A LA LUZ DE LA LEY DEL AMOR

Has mencionado en diversas ocasiones que hay enfermedades físicas que tienen que ver con determinados sentimientos o con su represión. Me gustaría profundizar ahora en ello.

Sí. Existe mucha gente enferma del espíritu precisamente porque han anulado sus sentimientos, y cuando el espíritu enferma también lo hace el cuerpo, ya que está íntimamente ligado a él.

¿Quieres decir entonces que una enfermedad física puede tener un origen emocional?

Efectivamente. La represión de los sentimientos es la mayor causa de enfermedad en vuestro mundo, tanto de enfermedad psicológica como física.

Esto lo puedo aceptar respecto a las enfermedades mentales... Pero ¿y el cáncer? ¿Acaso no ha demostrado la ciencia que el cáncer se produce debido a alteraciones genéticas?

Las alteraciones genéticas están en todos los casos, pero en muchos de ellos no son la causa primera.

¿Y cuál es la causa primera?

Como te he dicho, la causa es anímica y tiene que ver con la represión del interior espiritual. Ocurre que cuando la persona no actúa ni vive de acuerdo con sus sentimientos, se produce un malestar interno profundo en la persona que lo padece. Eso genera ego sentimientos psíquicamente dañinos como miedo, rabia, odio, tristeza, etc., que son los causantes de la enfermedad. Este malestar puede ser estimulado por una causa externa, algún tipo de circunstancia en la vida que a la persona le resulte realmente difícil de afrontar. Llamémosle a esta circunstancia conflicto emocional.

¿Y cómo se transmite el malestar emocional al cuerpo físico para acabar generando una enfermedad?

Cuando la persona se encuentra mal emocionalmente existe un cortocircuito entre los niveles espiritual y mental que se transmite al cuerpo energético o astral, de modo que este sufre una alteración en su configuración, un descenso en el nivel vibratorio, una "bajada de energía", que afectará a una región concreta del cuerpo astral, como una especie de apagón que afectará a una parte del tendido eléctrico, la cual deja de vitalizar correctamente la zona del cuerpo a la que está conectada. La falta de energía vital provoca una desconexión de la región desvitalizada respecto al resto del cuerpo y, como consecuencia de ello, el tejido desvitalizado deja de actuar en armonía con el resto. Al perder su patrón energético, el funcionamiento normal de las células se ve afectado y comienzan a aparecer alteraciones genéticas que pueden, o bien destruirlas y provocar así una enfermedad degenerativa, o bien hacer que empiecen a crecer descontroladamente, provocando así un cáncer.

Todo esto me recuerda a lo que dice la doctora en Física Barbara Ann Brenan en sus libros Manos que curan y Hágase la luz respecto a la enfermedad, y que me recomendaste cuando hablamos sobre el cuerpo astral. Según ella, los problemas psicológicos y emocionales se manifiestan en el cuerpo astral como zonas oscuras o de diversos tonos turbios, cuyo origen radica en las ideas negativas que mantiene una persona en un momento dado. Si estas persisten en el cuerpo astral sin resolverse, tarde o temprano ocasionan una manifestación en el cuerpo físico de la persona y causan una enfermedad. ¿Está en lo cierto?

Efectivamente, así es.

También me recuerda a los postulados de la Nueva Medicina, que enunció el médico alemán Ryke Geerd Hamer. Según el doctor Hamer, todo cáncer o enfermedad equivalente al cáncer empieza por un conflicto emocional extremadamente brutal, vivido en soledad. Según el tipo de conflicto, el cáncer se desarrollará en un órgano u otro. Además, dice que el conflicto emocional afecta primero al cerebro, provocando una especie de cortocircuito, y que la región del cuerpo que está conectada con esa parte del cerebro es la que sufre posteriormente la enfermedad. Postula también que la curación de la enfermedad pasa por la solución del conflicto emocional que la origina. ¿Está en lo cierto este médico?

Lo que dice es bastante correcto, aunque no al 100%, porque no todas las enfermedades se originan por conflictos emocionales. Pero sí la mayoría.

¿Y es cierto que si se soluciona el conflicto emocional se puede lograr la curación de la enfermedad?

Sí. Pero para resolver el conflicto debe haber en la persona un cambio bastante profundo, porque si la persona persiste en aferrarse a sus ego sentimientos y reprimir sus sentimientos, detrás de una enfermedad vendrá otra, porque aun cuando ciertos conflictos se hayan podido resolver, aparecerán otros que activarán los mismos ego sentimientos. Por tanto, llegamos a la raíz del problema: lo que es realmente patogénico y causante de la enfermedad es el egoísmo y sus manifestaciones, y lo que es curativo y saludable es el amor y su expresión. Y esto se cumple siempre.

Pero ¿acaso no nos pasa eso a todos en mayor o menor medida? Quiero decir, ¿no nos ocurren a casi todos cosas en la vida que nos generan disgustos de todo tipo y que nos despiertan rabia, tristeza y agresividad? Porque yo me identifico bastante con la descripción que has hecho respecto a la represión de los sentimientos y sin embargo no tengo cáncer.

Cierto, y por eso casi todos enfermáis de vez en cuando. Pero para que se produzca una enfermedad realmente grave, como el cáncer, debe ocurrir que la persona quede emocionalmente "atrapada" por el malestar emocional, en el sentido de que este se convierta en una obsesión permanente, que se deje dominar por los egosentimientos y persista en esta actitud durante un tiempo relativamente largo, hasta el punto de que le impida conciliar el sueño durante un periodo prolongado. Se debe dar además que la persona reprima toda forma de desahogo y exteriorización de estos ego sentimientos.

¿Entonces existe una personalidad susceptible al cáncer?

Sí. La de aquellas personas que se dejan arrastrar por los ego sentimientos (rabia, odio, tristeza, miedo) y las que se sienten reprimidas en la percepción y manifestación de los sentimientos.

¿Debo llegar a la conclusión de que la enfermedad es un castigo por no hacer bien las cosas?

Un castigo, no. Es una consecuencia del dolor emocional interno. Es la misma persona la que se lo provoca y también la que puede remediarlo, haciendo un cambio en sí misma, del egoísmo hacia el amor, de la represión hacia la exteriorización de su auténtica personalidad espiritual.

¿Y qué sentido tiene que a una persona que está sufriendo ya tanto le venga una enfermedad tan fuerte como esa? ¿Acaso no tenía bastante con lo primero?

Ten en cuenta que el malestar físico es consecuencia del malestar interior. En este caso la enfermedad física actúa como señal de alarma para que la persona se dé cuenta de la enfermedad del interior que padece y la motive a cambiar.

Ya, pero, si una persona no asocia que la enfermedad física tiene que ver con la enfermedad del interior, ¿Cómo le puede ayudar esto a cambiar?

La enfermedad física debilita las barreras mentales que aprisionan la manifestación del interior espiritual y, por tanto, ayuda a adquirir mayor grado de sensibilidad, tanto respecto a nuestros propios sentimientos como respecto a los sentimientos y sufrimientos de los demás. Esto es lo que puede motivar a la persona a cambiar.

Y si cambia, ¿acabaría curándose?

La mayoría sí, pero no en todos los casos. Hay daños a nivel físico que no se pueden reparar.

¿Y los que no se curan pueden llegar a morir?

Sí.

¿Entonces qué sentido tiene la enfermedad, si aunque hagas el cambio no te curas y puedes morir igualmente?

Ten en cuenta que, desde el punto de vista espiritual, la vida física no es más que un instante de la vida real, que la muerte del cuerpo no es el fin, ni algo malo, sino que es una etapa de transición hacia otra existencia menos limitada. La enfermedad es un instrumento de ayuda para la progresión del ser hacia mayor nivel de comprensión, amor y sabiduría. Como ya he dicho antes, la enfermedad física debilita las barreras mentales que oprimen la manifestación de la sensibilidad interior, y esto para lo que nos sirve realmente es para evolucionar. El cambio que puedas haber hecho en ti mismo, respecto a la evolución en el amor, no se pierde. Te lo llevas contigo allá donde vayas, y es lo más valioso que puedes sacar de tu vida. Puede ser el objetivo de toda una encarnación, por lo que una vez se ha conseguido, el espíritu puede retornar al mundo espiritual tranquilamente, satisfecho de su trabajo. En realidad, es lo único que nos llevamos cuando morimos, los cambios que podamos haber hecho en nosotros mismos, en nuestro espíritu, porque todo lo que sea logros materiales se queda en el mundo material. A esto se refería Jesús cuando decía: "No acumuléis para vosotros tesoros en la Tierra, donde la polilla y el óxido corrompen, y donde los ladrones se meten y roban. Más bien, acumulad para vosotros tesoros en el cielo, donde ni la polilla ni el óxido corrompen y donde los ladrones no se meten ni roban. Porque donde esté tu tesoro, allí también estará tu corazón". (Mateo 6, 19-21).

Ya, pero, si la persona se muere, ¿cómo va a poner en práctica lo que ha aprendido?

Ten en cuenta que el espíritu va a continuar viviendo de todas formas, sea ligado al cuerpo o desligado de este y, en ambos casos, lo que haya aprendido formará parte de él y le servirá para seguir evolucionando.

Sí, pero ¿y para los familiares y seres queridos? ¿No será un golpe muy fuerte que, después de pasar una enfermedad tan terrible, de haber luchado y cambiado, aun así se pueda perder a la persona querida?

Sea en caso de enfermedad o de muerte natural, la separación de los seres amados es solo temporal. Todos nos volveremos a reencontrar con los seres queridos al otro lado. Ten en cuenta que cuando alguien nace en el mundo físico también se está separando de los seres queridos que no encarnan en ese momento. Sin embargo, para ellos eso no es un trauma, ya que entienden que es una separación temporal y que el espíritu que encarna lo hace con motivo de progresar espiritualmente. Por ello, no tienen sensación de pérdida, como vosotros. Cuando vosotros queráis interiorizar que la vida no termina nunca y que la muerte del cuerpo físico no es el final, sino solo un estado de transición para pasar al plano espiritual, muchos de los problemas, traumas y depresiones que son consecuencia de la muerte del ser querido desaparecerán.

¿Y qué pasa con los que no resuelven su conflicto y mueren a consecuencia de la enfermedad?

Se han estancado espiritualmente, por no haber realizado el cambio que necesitaban para superar su prueba y superarse a sí mismos. Son los que han "tirado la toalla" en el combate por la superación espiritual, es decir, en vista de que no avanzaban espiritualmente, ellos mismos han activado su regreso al mundo espiritual. Vendrán con las mismas pruebas para intentar superarlas en próximas vidas.

Volvamos al tema del origen de la enfermedad. ¿Acaso no ocurre que hay personas que no tienen aparentemente ningún conflicto emocional y son relativamente felices, que también padecen enfermedades como el cáncer? ¿Y qué me dirás de un niño recién nacido con una enfermedad congénita, que todavía no tiene conciencia suficiente como para experimentar un trauma emocional?

Muy buena pregunta. Respecto a los recién nacidos, ten en cuenta que a partir de que el espíritu se liga al embrión, siente y percibe todo aquello que ocurre en torno a este, y también lo que siente la madre y, por tanto, es susceptible de desarrollar un trauma emocional durante el periodo de gestación, que puede ser motivo del desarrollo de una enfermedad física. Pero es cierto que hay enfermedades que no están asociadas a ningún conflicto emocional y, por tanto, no es este el origen en todos los casos. Son aquellas que llamamos enfermedades congénitas, es decir, que tienen un origen genético, mientras que otras son una mezcla de componente emocional y susceptibilidad genética.

¿De dónde viene en este caso la enfermedad?

Su origen se encuentra en los actos que realizamos en otras vidas. Se trata de pruebas para eliminar deudas acumuladas, actos contra la ley del amor, cometidos por impulso del egoísmo.

No entiendo lo que quieres decir. ¿Qué tiene que ver una enfermedad con un acto del pasado? ¿Cómo se puede transmitir una enfermedad de una vida a otra? ¿Podrías explicarte mejor?

Cuando alguien comete algún acto contra la ley del amor, por la ley de acción y reacción espiritual, este acto queda impregnado en su espíritu en forma de tóxico psíquico, lo que baja su nivel vibratorio y altera su configuración.

Esta alteración, por correspondencia vibratoria, acaba alterando también los cuerpos más densos, el cuerpo mental y, por ende, el cuerpo astral, que es el modelo del futuro cuerpo físico. Si el cuerpo astral todavía mantiene esta alteración al encarnar, puede provocar una alteración en el código genético del cuerpo físico y provocar así una enfermedad congénita. Por lo tanto, sigue siendo cierto que el causante de la enfermedad es el egoísmo, aunque sea el egoísmo de una vida anterior.

Ya, pero hay alteraciones genéticas que se sabe que son heredadas, es decir, que ya vienen en la herencia genética de los padres. Por tanto, no parece que sean generadas por el cuerpo astral del encarnante. ¿Qué me tienes que decir al respecto?

Es muy cierto que la predisposición a ciertas enfermedades se hereda genéticamente de los padres. Pero sabed que el espíritu encarnante es conocedor de esta circunstancia y lo acepta, sabe que es una prueba, la de la discapacidad física o psíquica, que le corresponde pasar, a consecuencia de los actos de otras vidas. También es una prueba para los padres, que también consintieron en su día en venir a pasar por este tipo de trances.

Pues creo que si les dices esto a las personas que están viviendo esta situación en ellos mismos o en algún ser querido, no lo van a aceptar. Seguramente pensarán: ¿qué he hecho yo, o qué hemos hecho nosotros, para merecer esto?

Es muy normal que piensen así, porque para poder comprenderlo en su magnitud primero habría que admitir que existe la vida antes del nacimiento y que durante ese tiempo los espíritus han creado las circunstancias que se encuentran en las vidas siguientes. Al fin y al cabo, se trata de una situación transitoria, porque la vida continúa más allá de esa encarnación, y del trance por el que están pasando se puede sacar un aprendizaje en el amor, que es lo que se pretende.

¿Qué les dirías a unos padres que tienen hijos o familiares con algún tipo de deficiencia psíquica o física que les impide llevar la vida de una persona normal, sea esta de nacimiento o provocada por alguna circunstancia de la vida, como un accidente?

Actuad conforme actuaríais con un hijo normal, porque lo es. No juzguéis por las apariencias. Ved más allá del cuerpo y encontraréis un alma como todas las demás. Ved en ese hijo, en ese ser querido, no el cuerpo imperfecto sino el espíritu perfecto, y tratadlo como lo que es, como un ser completo, puesto que detrás de ese vestido defectuoso hay un ser que vive, siente y percibe igual o incluso de forma más intensa que cualquiera de aquellos que tienen un cuerpo sano. El que sabe de música os dirá que la música no procede del instrumento, sino que nace del alma del músico que lo toca, y que si el violín está desafinado o roto no quiere decir que el violinista no sepa tocar, sino que temporalmente se ve imposibilitado para hacerlo tal y como sabe, y que será capaz de aumentar su talento musical independientemente de que el instrumento que se le ponga en las manos esté más o menos desafinado. De igual manera, no le neguéis al espíritu la posibilidad de captar y expresar la música del alma, que es el amor, solo porque temporalmente su instrumento sea un cuerpo desafinado. No creáis que es un esfuerzo estéril el hablarle, expresarle y transmitirle los sentimientos y el afecto que daríais a un hijo normal, porque lo que el ser no percibe a través de los sentidos físicos, lo percibe a través de los sentidos del espíritu, que son mucho más sensibles, sobre todo para percibir los actos de amor, y si no os contesta como lo hace alguien con un cuerpo sano, no es porque no lo perciba, sino porque su materia le impide expresarse en el mundo físico como su espíritu querría. Nada de lo que hagáis por él desde el sentimiento será vano, porque en el mundo espiritual nada de lo que se hace por amor y con amor se pierde. Ya lo he dicho y lo repito: la deficiencia física o mental es una circunstancia pasajera que concluirá una vez el cuerpo se extinga. Pero los sentimientos que se hayan despertado y fortalecido a través de esa experiencia, tanto del que la padece, como de las personas de su entorno, perdurarán como un logro del espíritu para siempre, y eso es lo que realmente importa.

¿Qué se puede aprender de esto?

A sensibilizarse con el sufrimiento propio y el de los demás, porque seguramente en otra vida esas mismas personas que sufren han causado un sufrimiento semejante en los demás y no han querido ser conscientes del daño que estaban haciendo. Este es el primer paso para amar, tomar conciencia de que los demás sienten igual que nosotros y sufren por lo mismo que sufrimos nosotros.

¿Y cuál es el significado espiritual de una enfermedad congénita, si es que lo tiene?

En este caso, la enfermedad es un proceso mediante el cual el espíritu transfiere al cuerpo físico los tóxicos psíquicos que le impiden elevarse hacia un mayor grado de evolución espiritual. El cuerpo, a través de la enfermedad, absorbe el impacto del tóxico psíquico y realiza una especie de drenaje, como si fuera una esponja que lo absorbe, y contribuye así a su eliminación. Es decir, el espíritu transfiere la carga tóxica al cuerpo físico, que actúa como una especie de paño que absorbe la suciedad. Esta "suciedad" es la que provoca la enfermedad a nivel físico, pero contribuye a limpiar los cuerpos más sutiles, como si de un sistema de alcantarillado se tratara. También hay espíritus que eligen utilizar la enfermedad en su vertiente de sistema de drenaje de tóxicos en la parte final de su vida. Es decir, aunque no hayan sufrido ninguna enfermedad grave durante la vida, cuando se acerca el momento de la desencarnación, puesto que ya no van a utilizar más ese cuerpo, aprovechan para transferirle una parte de la carga de tóxicos psíquicos que acumulan en los cuerpos más sutiles y así se limpian. Este caso es muy frecuente y, por mucho que se intente hacer por evitar la desencarnación, es totalmente imposible, ya que no se trata de ningún conflicto emocional en marcha, sino de una depuración espiritual.

Y si el espíritu comete un acto contra la ley del amor, ¿vendrá en la vida siguiente obligado a pasar por una enfermedad?

No. Como he dicho, hay diversas formas de eliminar el tóxico psíquico. Con los actos de amor, empezando por la reparación del mal que se hizo, se elimina el tóxico del espíritu sin necesidad de pasar por una enfermedad. Por eso dije antes que si el causante de la enfermedad es el egoísmo, el amor es el antídoto y el remedio de todos los males. Por tanto, no tiene que ser necesariamente a través de las enfermedades como uno se deshaga de ellos. Pero debido a que esta es una forma rápida de desprenderse de ellos, muchos espíritus la eligen. Lo que está claro es que mientras no se haga algo por eliminarla, la carga tóxica sigue ahí, obstaculizando el progreso del espíritu hacia mayores cotas de amor y felicidad.

Has dicho también que hay enfermedades que son una mezcla de componente emocional y susceptibilidad genética.

Sí.

¿Te podrías explicar mejor?

Hay espíritus que vienen a afrontar ciertas pruebas. Para evitar dejarse llevar por el materialismo y recordar el propósito espiritual que les llevó a encarnar, utilizan la enfermedad como recordatorio. Es decir, la enfermedad se activa solo si el espíritu se desvía del camino que previamente se ha trazado, como si se tratara de las bandas sonoras que hay al lado de la carretera, que sirven para avisar al conductor de que se está saliendo de su carril. Mientras que otras personas en sus mismas circunstancias no desarrollarían una enfermedad importante, la persona con susceptibilidad o predisposición genética a una determinada enfermedad, tiene un umbral de activación más bajo, es decir, que un estímulo emocional de menor intensidad es suficiente para activar la enfermedad.

Pues si, como dices, la enfermedad es causada, bien por conflictos emocionales de esta vida, y se resuelve en este caso con la solución del conflicto, bien por enfermedades congénitas, si se trata de un proceso depurativo, y no se puede curar la enfermedad, me pregunto: ¿los tratamientos farmacológicos que se utilizan actualmente, por ejemplo para el cáncer, sirven para algo?

Los tratamientos actuales, es decir, la quimioterapia y la radioterapia, intentan eliminar el síntoma, que es la proliferación celular, pero no atajan la enfermedad, porque no actúan sobre el origen. Al dañar el ADN generan lesiones celulares muy profundas que en muchos casos son permanentes y no se pueden regenerar. Es difícil entender cómo, si creéis que el cáncer se origina por las alteraciones genéticas, utilizáis como tratamiento para el mismo agentes que provocan tales alteraciones.

¿Quiere decir esto que los fármacos son malos?

No todos. Pero sí los que son agresivos, porque provocan más perjuicios que beneficios. Por ejemplo, los antiinflamatorios, los corticoides y algunos inmunomoduladores pueden ser útiles en determinados momentos. La farmacología bien utilizada puede ayudar tanto a la recuperación de la salud en los casos en que la enfermedad viene de esta vida, y por tanto es curable, como a aliviar los síntomas y mejorar la calidad de vida en las enfermedades que no tienen curación.

¿Y los que se curan de un cáncer después de un tratamiento farmacológico?

Si se curan es porque han resuelto el problema emocional que le dio origen, o porque en realidad la enfermedad era benigna, no porque se elimine el síntoma. Si el mal emocional o espiritual persiste, el cáncer reaparecerá, aunque sea en otro lugar cercano, si se le ha extirpado el primer tejido afectado.

¿Qué aconsejas a nivel físico para tratar un cáncer?

Alimentación frugal, vegetariana y muchas vitaminas. Mucho descanso y tranquilidad que permitan al cuerpo concentrarse en la eliminación de las células anormales y utilizar terapias no agresivas, que no ataquen al organismo sino que le ayuden a recobrar la normalidad.

Si, como dices, el cuerpo astral se desvitaliza a raíz de la persistencia en los egosentimientos y esto a la larga provoca la enfermedad física, ¿se podría limpiar energéticamente el cuerpo astral para que mejore la salud?

Sí. A través de la realización de determinados ejercicios (yoga), mediante la aportación energética canalizada por otra persona (reiki) o de algún aparato emisor de bioenergía, se pueden drenar los fluidos malos y aportar energía vitalizada. El tratamiento energético actúa terapéuticamente sobre el cuerpo energético, contribuye a la restauración de flujo energético, mediante el drenaje de la energía gastada y la aportación de energía renovada a las zonas. El tratamiento bioenergético contribuye a la recuperación de la enfermedad y a aliviar los síntomas. Pero si la persona persiste en sus malos hábitos psíquicos, el desequilibrio en el cuerpo astral volverá a producirse y, por tanto, la enfermedad física volverá a manifestarse. Por ello, es necesario abordar la sanación de forma global: espiritual, mental, energética y física.

¿Puedes exponer qué es el reiki?

El reiki es un método de sanación natural que utiliza la energía vital universal, la cual ayuda a sanar enfermedades, físicas y mentales. Reiki es el nombre que le puso el sacerdote japonés que lo redescubrió y significa "energía vital universal". Aunque ahora se ha popularizado con este nombre o con el nombre de bioenergética, la transmisión de energías para mejorar la salud se ha utilizado desde hace miles de años con diversos nombres, como pase magnético o prana. Es la imposición de manos de Jesús, la "cura de gracia".

¿En qué se basa el reiki?

La práctica del reiki se fundamenta en un emisor o canal que, mediante sus manos, es capaz de transmitir energía vital a un receptor, que puede ser él mismo u otro ser vivo (humano, animal o planta) con el fin de paliar o eliminar molestias y enfermedades. El reiki actúa sobre el cuerpo astral y contribuye a eliminar bloqueos energéticos provocados por los malos hábitos psíquicos, pero también en el caso de molestias de origen enteramente físico como traumatismos e intoxicaciones, pues reactiva el flujo energético en las zonas dañadas y contribuye a paliar los dolores y acelerar el proceso de regeneración del tejido. El conocimiento de la constitución del cuerpo astral, los flujos de energía, los chakras y las relaciones entre los problemas emocionales y el lugar físico que se ve afectado ayuda a colocar las manos en la posición correcta para que el flujo energético en las zonas dañadas se reactive.

¿La energía curativa de dónde proviene, del emisor, del universo?

La energía vital se encuentra en todos los rincones del universo y el pasador de reiki intenta concentrarla y dirigirla hacia la persona que la necesita. A veces, el pasador, si por alguna razón no la consigue movilizar de su entorno, puede ceder su propia energía vital. También hay que tener en cuenta que muchas personas cuentan con la ayuda de entidades espirituales concretas que les ayudan en la transmisión de energías, potenciando enormemente su capacidad. Se puede decir aquí que el trabajo más consciente lo hacen los espíritus y que el pasador de reiki actúa como un instrumento para que los espíritus terapeutas puedan acceder al plano físico-energético.

¿Y qué razones puede haber para que uno dé su propia energía?

Sobreesfuerzo, falta de concentración, falta de relajación, falta de voluntad desinteresada de ayuda, malos hábitos psíquicos y físicos. Si así ocurre después de una sesión de reiki, el pasador se encontrará abatido, falto de energía e incluso podrá reproducir algunos de los síntomas del malestar del receptor.

¿Qué se necesita para poder practicar reiki?

Mirad, lo más importante para que el reiki funcione es la voluntad del emisor de ayudar a sus semejantes y un nivel vibratorio del cuerpo astral elevado, que se consigue con la práctica del amor. También es importante la buena predisposición del receptor a recibir energía y esto se basa en la confianza y la sinceridad. Si una persona no está predispuesta a recibir la energía, porque no cree que sea posible o desconfía del emisor, o porque no está dispuesto a hacer cambios en pro del amor y en renuncia del egoísmo, sus chakras estarán cerrados y, por muy potente que sea el emisor, la energía no penetrará. Es semejante a lo que ocurre con la radio, que para poder escuchar un programa hace falta una buena emisora con potente señal, pero también que encendamos el receptor de radio y lo sintonicemos en la frecuencia correcta. A partir de ahí, y como ocurre con el deporte, la práctica continuada va haciendo que cada vez la capacidad de transmisión de energía aumente y sea de mayor vibración. Con la voluntad de ayuda desinteresada siempre se consiguen los mejores resultados. Además, también la limpieza a nivel físico contribuye a que la energía no disminuya su vibración cuando pasa por el canal. Ello implica una dieta vegetariana y la ausencia de consumo de sustancias perniciosas para el organismo como alcohol, tabaco y cualquier otro tipo de droga.

¿Es verdad que para poder transmitir energía te tiene que haber abierto los chakras algún maestro iniciado en reiki?

No. La capacidad de transmisión depende de la capacidad evolutiva del espíritu, de su voluntad de ayudar a los demás y de la práctica. Cuanto más desinteresadamente actúe, mayor ayuda de parte del mundo espiritual tendrá. La función de un maestro es la de ayudar a que el alumno desarrolle sus potencialidades, pero también uno puede ser autodidacta. Como en el deporte, con la práctica se aumenta la capacidad, y con la voluntad de ayudar a los demás se recibe la ayuda del mundo espiritual que se necesita, ya que es en el mundo espiritual donde están los auténticos maestros de la transmisión de energías.

Pues he oído hablar de que existen cursos en los que te cobran por adquirir niveles de reiki. ¿Qué opinas al respecto?

Que es un negocio como lo fue la bula de indulgencias, que te prometía un lugar en el cielo con escritura y todo a cambio de dinero. ¿Por qué, si el primero que lo redescubrió (Usui) lo hizo gratis, los que vinieron después de él se pusieron a cobrarlo? Lo repito, no hace falta que nadie te inicie para empezar a hacer reiki, y menos alguien que te pide dinero a cambio, por mucha pompa y renombre que tenga, porque si trata de ganar dinero con ello no es alguien tan elevado como dice ser. Un maestro verdadero no cobra por algo que no le pertenece, sino que es su transmisor, ni se hace llamar maestro, porque es humilde. Ahí tenéis el ejemplo de Jesús, que sanó a mucha gente con la energía y enseñó a hacerlo a sus discípulos y jamás le cobró a nadie.

¡Pero además hay gente que cobra, ya no por los cursos, sino por las sesiones de reiki! ¿Qué opinas al respecto?

Lo que a uno se le da gratuitamente, es decir, la energía universal, que no es patrimonio del que la transmite, y se le permite utilizar sin cobrarle, lo ha de dar de la misma manera. Los que cobran por el reiki contarán con su energía y la que consigan reunir de su entorno con su propio esfuerzo. Pero que no esperen la ayuda de entidades espirituales de alta vibración, porque para sintonizar con ellas hace falta limpieza de corazón y voluntad desinteresada de ayudar al prójimo, y el que cobra por el reiki ya no tiene voluntad desinteresada, sino interesada en sacar partido económico de su práctica.

Bueno, pero muchos dicen que no es por ganar dinero sino que, al dedicar tiempo para el reiki, se lo quitan al trabajo remunerado y necesitan vivir de algo.

Pues entonces que no intenten vivir de la transmisión de energías. Se puede tener un trabajo remunerado en otra actividad que sirva para mantenerse económicamente y luego practicar reiki en el tiempo libre. Es cuestión de voluntad. Pero además ocurre que muchos de los que cobran por el reiki no buscan solo mantenerse, sino enriquecerse a su costa, porque tienen unas tarifas que más que limpiar el aura limpian el bolsillo a los incautos que caen en sus manos. Como el propio Jesús dijo: "Dad a Dios lo que es de Dios y al César lo que es del César". Si necesitáis manteneros materialmente buscad hacerlo con un trabajo material, no con un trabajo espiritual. No mezcléis el dinero con la espiritualidad porque la ensuciáis. ¿O acaso los guías espirituales os cobran a vosotros por la ayuda que os prestan? Pues si ellos no lo hacen, seguid su ejemplo y no lo hagáis vosotros tampoco. Y si creéis que tenéis licencia para cobrar porque la capacidad procede de vosotros mismos, pues eso es lo que tendréis, que contaréis solo con vuestra propia energía. Tenedlo claro, "no se puede servir a Dios y al dinero al mismo tiempo" o, traducido al lenguaje actual, no se puede servir al amor y al egoísmo al mismo tiempo, porque son conceptos antagónicos e incompatibles.

También hay otros que dicen que se trata de un intercambio y a cambio de recibir energía uno ha de dar algo a cambio, sea dinero u otra cosa.

Entonces son personas que no conocen o no quieren conocer el amor incondicional, el dar a cambio de nada. No son buenos ejemplos a seguir, aunque se intenten revestir externamente de apariencia espiritual. Si este tipo de cosas no se tienen en cuenta, al final, con el movimiento de resurgimiento espiritual pasará lo mismo que ocurrió con el cristianismo, que unos cuantos se autoerigirán en sumos maestros de los demás y empezarán a controlar y manipular las enseñanzas para satisfacer sus ansias de riqueza y poder.

Pero, entonces, ¿el reiki de pago funciona o no?

Puede funcionar, pero siempre se conseguirán resultados mucho más pobres que con el reiki gratuito. Depende de la voluntad de ayudar. En la mayoría habrá una mezcla de sentimiento, voluntad de ayudar a los demás y de egoísmo, querer hacerlo a cambio de algo. Lo bueno que se gana por el sentimiento se pierde por el interés. Tened clara una cosa: el egoísmo no es curativo, porque busca recibir antes de dar. Las personas entregadas al egoísmo no pueden ayudar a los demás simplemente porque no quieren. Que analicen si lo que hacen es por ayudar a los demás o simplemente quieren utilizar a los demás para engrandecerse ellos mismos, o para solventar sus necesidades o expectativas materiales. ¿Por qué creéis que Jesús era tan buen pasador de energía y podía conseguir resultados tan formidablemente potentes y rápidos que fueron considerados milagros? Porque era un espíritu que había llegado a sentir el amor incondicional, y la manifestación de ese amor en el plano energético es la energía de alta vibración, que tiene el poder de sanar las heridas físicas y espirituales. A muchos les gustaría poder llegar a hacer lo que Jesús hizo, pero les falta lo esencial: amar incondicionalmente, renunciar al egoísmo, a la vanidad, al orgullo, a la soberbia. ¿Queréis hacer lo que Jesús hacía? Entonces dejad de pasar el plato cada vez que hagáis algo por los demás. Si Jesús hubiera cobrado por hacer lo que hacía, sencillamente no lo hubiera podido hacer, porque ni hubiera sido un ser elevado ni hubiera tenido la asistencia de espíritus elevados.

¿Alguna consideración final respecto a la enfermedad y su significado?

Sí, que la enfermedad no es ni una fatalidad del destino ni un castigo de Dios, sino que es una herramienta de crecimiento espiritual. Las enfermedades adquiridas (de esta vida) vienen como consecuencia de no saber o no querer asumir las pruebas que nos ha tocado vivir en esta encarnación, o porque se ha reprimido el interior espiritual, al no actuar ni vivir de acuerdo con los sentimientos.

En este caso, la enfermedad física actúa como una alarma de la enfermedad del interior que nos motiva a cambiar. En el caso de enfermedades congénitas o kármicas, su origen se encuentra en los actos que realizamos en otras vidas. Son pruebas para eliminar deudas acumuladas, en un proceso mediante el cual el espíritu transfiere al cuerpo los tóxicos psíquicos que le impiden elevarse hacia un mayor grado de evolución espiritual.

MISIÓN DE JESÚS EN LA TIERRA

He observado que, de vez en cuando, cuando expones un tema, acabas por enlazarlo con lo que supuestamente dijo Jesús sobre él. ¿Por qué lo haces?

Aprovecho las circunstancias para resolver otro de tus interrogantes. ¿Acaso no eras tú el que quería saber la verdad sobre Jesús de Nazaret?

¿También sabes eso de mí?

Pues sí.

Pues ya que ha salido el tema, sacaré las preguntas que tengo sobre Jesús de Nazaret. Me interesa mucho saber quién fue realmente y cuál fue su misión en la Tierra, si es que tenía alguna.

Adelante, porque dos mil años después de su encarnación todavía no se ha entendido bien su mensaje.

¿Qué quieres decir con esto?

Pues que después de él se han ido incorporando, como si hubieran sido de su autoría, multitud de añadidos que han ido progresivamente tergiversando el significado del mensaje original que vino a enseñar. Como él hubiera dicho, hay que separar la paja del grano, lo verdadero de lo falso, para poder entender su misión.

¿Y cuál fue su misión, qué vino a hacer?

Vino a enseñar cuál es el camino de la evolución espiritual. A enseñar las leyes espirituales, poniendo especial énfasis en enseñar la ley del amor, con su "ama al prójimo como a ti mismo, ama a tu enemigo", es decir, con un mensaje de amor incondicional.

¿Fue Jesús de Nazaret el mismo Dios encarnado o el hijo de Dios?

Jesús de Nazaret fue la encarnación de un espíritu altamente evolucionado.

¿Entonces no fue Dios encarnado?

No, no fue Dios encarnado. Pero tampoco dijo nunca él que fuera Dios. Fueron otros que vinieron después los que hicieron esa afirmación.

¿Al menos, fue el hijo de Dios?

Sí, tan hijo de Dios como lo sois vosotros. La diferencia es que él era consciente y el resto de la gente no.

¿Quieres decir entonces que Jesús no fue un ser sobrenatural o divino, sino que fue tan humano como nosotros?

Tan humano como vosotros, pero de mayor evolución. Si entendemos que el ir evolucionando nos acerca progresivamente a Dios, podemos decir que Jesús estaba más cerca de Dios que vosotros.

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